Las visitas a las residencias de mayores en el Área de Salud de Badajoz vuelven a estar autorizadas. Tras un aumento de brotes de coronavirus en la capital pacense, el pasado 10 de julio la Consejería de Sanidad tomó la decisión de prohibir el acceso de allegados a este tipo de centros públicos y privados en la ciudad, un veto que amplió tres días después a todo el área sanitaria, para evitar contagios entre esta población, a la que la pandemia tanto ha castigado.

La gerencia del Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia (Sepad), del que dependen las residencias de mayores remitió el pasado 28 de agosto una comunicación a los directores de estos centros para informarles de que, teniendo en cuenta la actual situación epidemiológica y dado el tiempo transcurrido desde que se suspendieron las visitas, consideraba «por la influencia positiva de las mismas en la salud de los residentes», que en el Área de Salud de Badajoz se debía retomar el régimen el mismo régimen que en el resto de centros residenciales de la región. No obstante, debido a los brotes de covid-19 existentes, la recomendación era que esas visitas se limiten a un familiar u sola vez a la semana y por un tiempo que decida la dirección del centro, siempre que no sea superior a una hora.

Asimismo, el Sepad indicaba en su escrito que el acceso de allegados a las instalaciones deberá estar «muy controlado» por los profesionales de las residencias, siguiendo en todo momento las medidas preventivas y de distanciamiento que recogen los protocolos establecidos. En este sentido, es la dirección del centro la que tiene la potestad para «ajustar» esas visitas según la situación de los pacientes y las solicitudes recibidas. Los encuentros se deben desarrollar en la zona «especial» habilitada para ello, donde no entran visitantes con síntomas. «La consejería siempre tendrá que buscar el difícil equilibrio entre la seguridad y las visitas», apuntaron desde este departamento.

Sanidad informó a este diario de que las visitas a las residencias en el Área de Salud de Badajoz volvían a estar autorizadas tras ser cuestionada por la protesta de una veintena de familiares de usuarios del centro La Granadilla, con 111 mayores, que ayer se concentraron ante las instalaciones para reivindicar que se les permitiera reanudar el contacto con los residentes. Adrián García, portavoz de las familias, que se están agrupando en una plataforma, cuestionó que las visitas se hubieran retomado la pasada semana como afirma la Junta, pues a ellos le han negado el acceso, y aseguró que solo algunos familiares han recibido en los últimos días una llamada para adelantarles que se iban a reanudar, pero que solo serían de 15 minutos, lo que se negaron a aceptar. A su juicio, el objetivo de esta comunicación oficiosa era que no siguieran adelante con su protesta.

Los familiares denunciaron, con pancartas, gritos y ruido, su derecho y el de sus allegados a reencontrarse después de casi 50 días sin contacto directo. En este sentido, criticaron que no se han implantado las videollamadas a las que se comprometió el Sepad, por lo que la única vía de comunicación ha sido a través de los móviles personales, en el caso de los usuarios que los tienen. Los concentrados criticaron duramente a la dirección del centro por el trato que han recibido, pues aseguraron que no se les ha escuchado, pero sí agradecieron la colaboración de los trabajadores, «de ellos no tenemos ninguna queja», señalaron. La Consejería de Sanidad, por contra, sí aseguró ayer que las videollamadas entre los residentes y sus familias «se hacen».

Los familiares insistieron en que entienden que haya que proteger a los mayores del virus, pero consideran que se ha optado por la solución «más barata», que es no permitir las vistas cuando, a su juicio, desde el pasado 14 de marzo que se decretó el estado de alarma ha habido tiempo «suficiente» para que se tomaran medidas de seguridad y protección para evitar los contagios sin necesidad de vetar el contacto directo. «Mueren de tristeza, no los mata el covid», era una de las frases que coreaban una y otra vez desde la puerta de la residencia, para ejemplificar la situación que viven sus mayores por no poder recibir visitas en tanto tiempo.

Cristina Belloso y sus hermanos visitaban a su madre, residente de La Granadilla desde hace 5 años, a diario. Desde el pasado 7 de julio no la ven y, según contó, su demencia senil se está agravando. «En un principio le dieron un exceso de información que los tenía atemorizados, pero ahora parece que prefieren que no escuchen nada. Cuando hablo con mi madre al principio parece que está bien, pero a medida que la conversación avanza, se da cuenta de que no venimos a verla, no lo entiende y se siente sola, apenada y triste», explicó Belloso, quien criticó el aislamiento al que se está sometiendo a los mayores. «Les está afectado psicológicamente y yo se lo noto a mi madre día a día», lamentó.

Aunque existe la posibilidad de que los usuarios puedan salir el centro cuatro días con sus familias, a su regreso, además de hacerse un PCR antes, después deben permanecer aislados varios días, por lo que muchos no se atreven a llevárselos a casa «porque puede ser peor el remedio que la enfermedad», apuntó Belloso.

Lo mismo piensa Maribel Forunier. Su madre, con 86 años, lleva 10 años en la residencia. Durante la pandemia tuvo que ser ingresada en el hospital, por lo que a su vuelta tuvo que ser aislada. «Una semana sola en una habitación, en silla de ruedas, sin una televisión ni una radio. Ella lora y nos dice que es muy duro, y nosotros sin poder hacer nada», lamentó. «Aquí no ha habido ningún caso de covid y se quieren poner medallas, pero es inhumano lo que está pasando, porque los hospitales funcionan, todos trabajamos... queremos seguridad para ellos, por supuesto, pero necesitan vernos», defendió.

Los familiares criticaron que las medidas adoptadas hayan sido tan restrictivas, cuando en comunidades con una incidencia mucho mayor del coronavirus, las visitas a las residencias no se han prohibido tanto tiempo.