Podría pensarse que exagero, pero uno de los más importantes congresos de estudios medievales que se celebran en el mundo tiene lugar en Kalamazoo (Michigan, EEUU). Este último domingo se clausuró el último. Era el 53º, pero en realidad los años en que tuvo lugar han sido más de ochenta, solo que antes de iniciar la contabilidad actual se abrían cada dos años. Para hacerse una idea diré que participan un 3.500 especialistas y se desarrolla durante cuatro días en las instalaciones de la Western Michigan University, su patrocinadora. Solo el programa de actividades académicas alcanza las 218 páginas, excluidas las de propaganda bibliográfica y los mapas de situación, porque las secciones ocupan varios edificios. Se habla de todo lo humano y lo divino de la Edad Media europea y, por descontado, de la Península Ibérica. Predominan las sesiones sobre Literatura y Filología, pero también las hay de Historia del Arte, Historia Militar, tecnología medieval y, lo más curioso, Tolkien. Se organizan, con seriedad académica, juegos de rol sobre temas afines y ponencias dedicadas a la Arqueología Experimental. Hace pocos años se construyó un barco vikingo. La parte del león sobre los temas ibéricos se la llevan un numeroso grupo de investigadores españoles que residen en EEUU, y otro de origen local. Nunca les pagaremos su importantísimo papel difusor de la cultura española en el gran país de América.

La Arqueología Medieval no está muy representada, aunque haya algún norteamericano que la practique aquí. De la referida a Extremadura, a Badajoz, se habla a veces. Les interesa más que a nuestros paisanos -con autoridades y todo- y conocen perfectamente, porque leen, sus carencias y éxitos. Si alguien cree que sus conocimientos son tan tópicos y tan primarios como en ocasiones pretendemos se equivoca muy mucho. Esos que dan conferencias sobre los trabajos arqueológicos de Badajoz ¿por qué no acuden a explicar sus descubrimientos allá? No hay mejor plataforma. Ya sé que solo se desplazan poco más allá de Mérida o Cáceres. Valiente valor atribuyen a la tan mentada labor. El ayuntamiento debería pagarles viaje y participación. Cuesta bastante menos que un ágape en San Cristóbal. ¿O, no?.