Bruno García tiene 38 años, lleva seis en paro y acaba de comenzar a formarse en un curso de profesional del hogar y cuidador de personas mayores en el Centro de Promoción y Empleo de Cáritas en Badajoz. Lo solicitó porque como perceptor de la Renta Básica está obligado a asistir a uno, pero ha descubierto que este es un ámbito hacia el que querría encarar su futuro laboral. «La verdad es que me está gustando mucho y estoy muy contento con los compañeros, porque hay gente de otras países, y eso enriquece mucho», destaca, al tiempo que asegura que está dispuesto a seguir formándose en este campo en el futuro con el objetivo de tener más oportunidades a la hora de encontrar trabajo. «La formación y la ayuda que te ofrecen es lo que te abre puertas», dice convencido. Antes de quedarse sin empleo trabajó como monitor de zumba y en el sector de la hostelería, pero ahora ni él ni su marido tienen empleo. Llegó al centro de Cáritas derivado por la asistente social y cree que este es un buen punto de partida para cualificarse y ‘reengancharse al mundo laboral’.

En el caso de Lourdes Jiménez, tras verse en el paro con 50 años y después de 18 con un empleo estable como administrativa en el despacho de un abogado, a través de Cáritas consiguió un nuevo trabajo en una clínica médica. Solo fueron 4 meses de contrato para hacer una sustitución, pero mantiene el contacto con el centro de empleo donde tienen su currículo para presentarlo a las empresas. También está pendiente de acceder al curso de formación de atención a dependientes en instituciones sociales que se impartirá en este centro del Cerro de Reyes, pues está dispuesta a capacitarse en un sector distinto al suyo para ampliar sus opciones de cara a encontrar un nuevo puesto de trabajo. «Me han ayudado bastante, porque a esta edad es complicado encontrar trabajo, pues prefieren a gente joven, aunque no tenga experiencia», reconoce Lourdes. H B. C.