Las bicicletas del servicio público no se libran de los vándalos que campan por la ciudad. En los seis meses de este año han roto o robado timbres, cierres de sillín, pilotos traseros y delanteros, manillares y ruedas completas. Las ruedas y los manillares son los menos tentadores, pero de lo demás, han robado o dañado alrededor de una treintena.

Según Angel Luis Flores, de Bicicletas Lolo, que se encarga del mantenimiento, la tónica general es que "la mayoría de las personas respetan las bicicletas, hay algunos incidentes pero sin importancia". El último robo se produjo este mismo viernes. Encontraron una bicicleta abandonada y destrozada en el interior de un bloque de viviendas. Cuando esto ocurre, se localiza al último usuario que ha utilizado el vehículo afectado y se le penaliza, aparte de los daños que presente "puesto que es el último responsable de la bici", aunque no haya sido él. El problema es que mucha gente no engancha bien la bici cuando la deja en la base o la abandona de cualquier modo "y eso no se puede permitir".