Hace dos meses, en la lavandería industrial del Centro Nuestra Señora de La Luz sus 45 trabajadores fijos y otros 16 eventuales trabajaban en turnos de mañana y tarde y se lavaban entre 5.000 y 6.000 kilos de ropa a diario, la mayoría procedente de hoteles de la ciudad. Con el cierre de estos establecimientos a causa de la pandemia del coronavirus, la actividad de este centro especial de empleo se ha reducido a menos de la tercera parte (unos 1.500 kilos por día), se han tenido que rescindir los contratos temporales y los empleados indefinidos trabajan en un único turno reducido.

Para tratar de que la situación económica no les obligue a realizar despidos y tratar de salvar esos puestos de trabajo fijo, el centro especial de empleo (Luzcenser) ha puesto en marcha una campaña de lavado de edredones y mantas dirigida a particulares, con el objetivo de atraer a nuevos clientes y generar ingresos, a la espera de que la situación en el sector hotelero se normalice, lo que no creen que ocurra hasta bien entrado el verano, según estima el director de la lavandería, Ángel Parejo Vázquez.

Así, para hacer más accesible este nuevo servicio han establecido dos puntos de recogida y entrega de la prendas. Uno es en la propia lavandería, ubicada en la calle Antonio Rubio Correa, en el polígono industrial El Nevero, y el otro, en el quiosco que hay junto al colegio Nuestra Señora de la Luz, en la avenida Godofredo Ortega y Muñoz. Este último está operativo los lunes y martes, de once de la mañana a una de la tarde. También cuentan con servicio a domicilio, con un coste adicional de 3 euros, que es gratuito si la factura supera los 20 euros. Además de a particulares, ofrecen sus servicios a residencias de ancianos y a empresas cárnicas de la provincia de Badajoz.

Trabajadores en la lavandería / SANTI GARCÍA

Con discapacidad, el 90%

«La verdad es que, aunque solo llevamos unos días con la campaña, la respuesta está siendo bastante buena y ya hemos recibido numerosas llamadas de personas para informarse», valoró Parejo, quien confió en que con esta iniciativa puedan paliar, al menos en parte, la importante disminución de ingresos. El centro especial de empleo, con un 90% de trabajadores con discapacidad, está tratando de capear la situación de la mejor manera posible para mantener el mayor número de trabajadores si la situación se prolonga durante mucho más tiempo. «Ahora hay un solo turno de trabajo con 16 personas y estamos ‘jugando’ con las vacaciones», explica.

El director de la lavandería, que funciona desde el año 2010, apunta que los particulares representaban hasta ahora un porcentaje mínimo de su clientela, que encabezaban hoteles y restaurantes de la ciudad. También prestan servicio de manera puntual al Servicio Extremeño de Salud (SES) que, aunque tiene lavandería propia, recurre a este centro cuando se producen averías o falta personal. Ahora están lavando ropa del Hospital Universitario de Badajoz los fines de semana y la de los de Mérida y Tierra de Barros a diario, pero no supone más de un tercio del volumen de negocio que registraban antes de la crisis sanitaria. «En el caso del hospital de Tierra de Barros, que es pequeño, poco más de 150 kilos al día», cita como ejemplo.

Un tercio de la plantilla del centro especial de empleo procede del Centro Nuestra Señora de la Luz, que cuenta con un taller ocupacional de lavandería en sus instalaciones para ofrecer formación a sus usuarios, y el resto del personal pertenece a otras organizaciones que trabajan con personas con discapacidad. Ángel Parejo confió en el apoyo de la ciudadanía ante esta difícil situación y recordó que el empleo en este colectivo es fundamental para garantizar su plena integración social.

Esta lavandería funciona desde 2010 / SANTI GARCÍA