Hace mucho tiempo me referí a esto, pero, al parecer, hay quien no aprende. Es difícil hacerlo si no se lee. En el Museo Arqueológico de Badajoz se conserva una pieza rara. Desde hace años viene siendo polémica no tanto por ser difícil de clasificar, sino por el desvarío de algún investigador que pasó por aquí y descubrió el Guadiana. Me refiero a una escultura formadas por dos medios cuerpos de león unidos por la mitad --los finos los llaman 'protomos', para que nadie los entienda--. Se ha afirmado, basándose en su perfil, que era la base de un trono y, puestos a decir sandeces, la del trono de los Aftasíes. ¿Quién ha dicho que tales monarcas se sentaban en un trono? ¿Es que nadie se ha leído la crónica de Juan de Gorze, donde se narra la audiencia concedida por Abd al-Rahman III al embajador de Otón I? Este personaje describe la forma de recibirle del califa de Córdoba, recostado sobre cojines, "porque no usan sillas como nosotros" (www.casaarabe.es/documentos/download/1615). Sobran las explicaciones. Y es mucho más que dudoso suponerles a los monarcas taifas el atrevimiento de sentarse en un trono --estrecho--, de haberlo habido, porque se sabían usurpadores y los juristas -la base del poder en el Islam- se les hubiesen echado encima, como finalmente hicieron, abriendo la puerta de Batalyús a los Almorávides.

No señores, no. La escultura con forma de doble medio bicho -un mal león- es la base de un sarcófago cristiano y estuvo, con bastante certeza, colocada en la antigua catedral de Santa María, haciendo pareja con otra u otras semejantes. Todas de fecha medieval bastante tardía. No del momento de la conquista leonesa. Ese tipo de sarcófago sostenido por leones -símbolo de la majestad- se usó por primera vez en la península en el sepulcro del rey Alfonso VIII de Castilla -en 2014 se celebra el aniversario de su fallecimiento- y en el de su esposa Leonor de Inglaterra, en el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, en Burgos -visítenlo que es ineludible en el arte hispánico-. Y desde allí los leones se difundieron por doquier. El que más y el que menos quería un sarcófago así. En Badajoz, siguiendo la tradicional tendencia a buscar entre "los de aquí", un escultor del tres al cuarto hizo eso que llaman trono de los Aftasíes. ¡Qué despiste! En qué poca consideración se tiene a quienes se dice conmemorar.