Periodista

El concurso para adjudicar la limpieza viaria y de papeleras de la margen derecha lo ha dejado desierto el PP, culminando el temor expresado, y recogido en este periódico, por empresas concursantes y otras que no lo eran pero conocen el sector, y por los grupos de oposición. La sensación, a posteriori, es que era una decisión cantada. Se convocó con el rechazo de la oposición --aunque la actitud del PSOE en Badajoz ha sido efectiva y real, es cierto que no es general, sino que depende, como la canción--, de los sindicatos y los propios vecinos. Se pospuso, se volvió a posponer y tanta posposición --perdonen el palabro-- hizo saltar las alarmas. Sobre todo al saberse que el primer informe fue claro al optar por la mejor oferta frente a otra, que posteriores informes elevaron del sexto lugar al segundo, aunque ahora parece que fue al primero. Y no obstante, se pidió un tercero que salomónicamente dice que ninguna es adecuada.

Llama la atención que posteriores informes, encargados --¿por qué? ¿por quién?-- tras conocer el primero, sí se atengan a las bases y no el emitido, precisamente, por el propio servicio de Limpieza. Convocarán otro concurso tras dejar éste desierto y el camino expedito a empresas y ofertas quién sabe si cercanas o no, a personas o intereses del equipo de gobierno, o no. Desde luego, la decisión de pedir al pleno, en el que el PP tiene mayoría absoluta, una decisión que de haber sido pedida se habría respondido que le pedían una dejación de responsabilidades, no ayuda a la transparencia de un proceso que huele, seguramente por la acumulación de suciedad que soporta esta ciudad.