Hasta el momento de la toma de Badajoz por parte de los ejércitos ingleses, los habitantes de la plaza habían sufrido lo justo.

De hecho, parece que algunos, los que siempre tienen a donde ir, la habían abandonado al ver la que se avecinaba. Pero el pueblo llano estaba dentro de las murallas, refugiado en sótanos, iglesias, etc.

Nadie podía predecir lo que iba a pasar. Las tropas del general Wellington eran amigas y algunos de sus contingentes eran españoles y portugueses.

Una vez en la ciudad, el general inglés entregó a todos los españoles que combatían al lado de los franceses a sus aliados españoles, quienes procedieron a fusilar a sus compatriotas sin juicio previo. Nosotros somos así. Pero lo peor no fue eso y la historia es conocida.

Wellington perdió el control de sus tropas, que sometieron a la ciudad a toda serie de atropellos: robaron, asesinaron, destruyeron, violaron. Al propio general inglés, los que se supone que eran sus hombres, los de su propio ejército, lo amenazaron de muerte. Fue el precio de sus errores.

El horror no paró, prosiguió al menos durante tres días. Aunque, eso sí, se colgó a algún rezagado y eso fue todo. Sin embargo, los soldados franceses prisioneros fueron tratados con la debida cortesía militar.

Vuelvo a los orígenes. ¿Vamos a seguir pidiendo un monumento a los soldados británicos que libraron (¿?) a Badajoz? Déjenlo ahí.

Aquí cayó mucha gente de ambos bandos y, en especial, españoles y civiles. Si quieren, háganlo a todos los caídos de aquella guerra atroz. A los combatientes de todos los asedios.

La línea del enemigo no estaba tan clara. Hubo compatriotas nuestros que lucharon con Napoleón convencidos de que representaba la libertad. ¿Estarían equivocados? Los llamados patriotas consiguieron que volviese...Fernando VII.