La fiesta de Los Palomos ha vuelto a ser un éxito. Unas 15.000 personas, según estimaciones de la Policía Local, abarrotaron ayer la plaza Alta y las calles del entorno para beber, bailar al ritmo de los dj's y escuchar a Bebe, madrina y estrella de la tercera edición de esta celebración en favor de la diversidad y la libertad sexual. La extremeña, que al cierre de esta edición acababa de subir al escenario, iba a interpretar derrochó temas de sus tres discos. En un encuentro previo con la prensa, la cantante reconoció estar nerviosa porque "tocar en casa es siempre lo más difícil y lo que más respeto te causa" y recordó que la última vez que actuó en la plaza Alta fue junto a otros músicos cuando cursaba COU, por lo que aseguró que le resultaba "muy emocionante" regresar a este escenario.

Este año no acudieron a la cita ni el Gran Wyoming ni los reporteros del programa El Intermedio por problemas de agenda. Pero el showman --que fue quien ideó esta convocatoria en respuesta a unas declaraciones del exalcalde, Miguel Celdrán, que en un programa de radio dijo que en Extremadura a los "palomos cojos" se les echaba fuera--, sí saludó a los asistentes con un mensaje grabado en vídeo.

La caravana de palomos, procedente de Sevilla, llegó minutos antes de las seis de la tarde y el grupo Batala la recibió a ritmo de tambores. La fiesta ya estaba en marcha. Juanfran y Paco son matrimonio y llegaron por la mañana de Madrid para asistir por primera vez a la cita. "Unos amigos vinieron el año pasado y nos dijeron que no nos la podíamos perder. Tenían razón, el ambiente es fantástico", comentaron. Aunque la mayoría del público eran jóvenes, a la convocatoria se sumaron también muchas familias con niños y abuelos. "Me parece muy divertido. Ojalá tuviera 20 años menos para aguantar hasta la madrugada", aseguraba María.

A pesar del intenso calor, a las siete de la tarde las terrazas del Casco Antiguo seguían llenas y ya era casi imposible encontrar hueco en la plaza Alta. Aunque la intención era ampliar el espacio de la fiesta a la plaza de San José, el público se resistía, puesto que en esta zona apenas se oía la música. La Policía Local tuvo que cortar en momentos puntuales los accesos para evitar colapsos y finalmente decidió mantenerlos abiertos para que fluyera la entrada y salida de público.

Los hosteleros consultados se mostraban satisfechos y esperaban que el volumen de negocio se incrementara a lo largo de la noche. En La Bodega de San José había muchos más clientes que otros sábados y en La Cacharrería y El Abuelo habían contratado hasta 9 trabajadores extra. "Si esto se consolida, con el tiempo podría ser algo muy importante", afirmó Fernando Caro, propietario de estos establecimientos.

Este año se ha reforzado los controles en las entradas a la plaza Alta para impedir que que los asistentes accediesen con vidrio o material pirotécnico. Además, los voluntarios de Protección Civil repartieron octavillas con recomendaciones sobre cómo actuar en caso de evacuación y primeros auxilios. Al cierre de esta edición, la jornada se había desarrollado sin incidentes destacables (Cruz Roja había asistido a 22 personas, ninguna grave).

José María Núñez, presidente de Fundación Triángulo, organizadora de Los Palomos, se mostró entusiasmado con la respuesta del público e insistió en que esta fiesta necesita del apoyo de la Administración regional y de los empresarios para que sea sostenible (el presupuesto de este año ronda los 25.000 euros). De hecho, el colectivo ya ha pedido al ayuntamiento su respaldo para implicar a la Dirección General de Turismo en la edición del 2014 "y creo que compartirá la idea de que esto promociona en sentido positivo a Badajoz". Pase lo que pase, Fundación Triángulo tiene claro que habrá larga vida para Los Palomos "porque la ciudad lo quiere".