Cansados de pedir al ayuntamiento que arreglase el campo de fútbol que se construyó hace casi una década en Llera y que nunca se llegó a utilizar, los vecinos de esta barriada demandan ahora que derriben estas instalaciones deportivas, cuyo vestuario se ha convertido en un fumadero de drogas frecuentado por toxicómanos.

El campo de fútbol se construyó con una serie de deficiencias, por lo que la asociación de vecinos, que iba a ser la encargada de gestionarlo, no llegó a recepcionarlo nunca.

"No se podía jugar en él porque lo construyeron en un hoyo de tierra y cada vez que llovía se encharcaba, así que nunca se utilizó. Además, se hizo sin cerramiento y nos dijeron que no se haría, por lo que la asociación no quiso hacerse cargo del campo en esas condiciones", según recordó el presidente de la asociación de vecinos de Llera, Juan José Lobato.

Con el tiempo, éste se convirtió en un vertedero, en el que con asiduidad vertían ripios procedentes de otros puntos de la ciudad, y ahora su vestuario sirve para dar cobijo a drogadictos. "Ahí se consume y se trapichea con drogas".

Del campo apenas quedan algunos restos oxidados de las porterías, mientras que de los vestuarios "lo único que ha quedado, medio en pie, es el techo". Se han llevado puertas y ventanas y han arrancado cables y tuberías. En su interior hay restos de consumos de drogas, de hogueras y mucha suciedad. También hay un colchón viejo.

Esto ha provocado las quejas de algunos vecinos, no sólo porque da una mala imagen del barrio sino porque hay viviendas muy próximas, así como un parque donde habitualmente juegan niños, según Lobato.

La asociación de vecinos pidió en tiempo al ayuntamiento que le cediese el suelo y le concediese una subvención, "y nosotros lo arreglábamos y buscábamos el resto del dinero entre empresas patrocinadoras. El Club Deportivo Badajoz estuvo interesado, pero nunca hubo respuesta municipal", señaló.

A LA ESPERA Llera esperaba que finalmente se hiciera en este lugar las pistas polideportivas cubiertas que la Junta de Extremadura se comprometió a hacer, "pero me han dicho que no hay dinero para hacerlo por ahora".

Los vecinos lamentan haberse quedado sin este equipamiento deportivo, que era muy demandado porque lo consideran muy necesario. La población en Llera supera las 3.200 personas, en su mayoría jóvenes, "que tienen que salir fuera del barrio para practicar deportes".

Otra de las infraestructuras que espera este barrio desde hace unos años es un colegio, cuya construcción se inició el pasado verano, tras su adjudicación por la Consejería de Educación, pero según Lobato, "la obra va muy lenta".