El Planeta consigue abrir una brecha muy importante; yo ya tenía una trayectoria, una experiencia y muy buenos lectores, siempre estaré agradecido a la calidad de mis lectores, pero con el Planeta, ese perímetro de los lectores se amplía notablemente", manifestó ayer el escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966), ganador del citado premio con 'La marca del Meridiano', en la Feria del Libro de Badajoz, donde firmó ejemplares, junto con el también Planeta del 97, Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970), que tiene presentó 'Me hallará la muerte'.

"Me han llegado lectores que me han dicho no te conocía, me leí 'La marca del meridiano', que forma parte de una serie con otros seis títulos, y me he leído los siete. Yo llevo muchos años publicando novela en España, 15 años con esta serie", contó Silva, para destacar, como hizo también De Prada, la visibilidad del premio y la que da a los escritores que lo ganan.

Son 42 libros de relatos, ensayo, literatura infantil y 20 de ellos novelas. Ganó su primer premio con 14 años con un cuento y desde entonces ha obtenido los más prestigiosos, como el Nadal, u Ojo Crítico, entre otros, con lo que es un escritor prolífico. "Es mi forma de vivir, incluso cuando trabajaba en otras cosas, mi cabeza estaba en la novela que estaba escribiendo", afirmó.

Silva trabaja en un nuevo libro que está a punto de salir y tiene en mente nuevas entregas de su serie, en las que retrata la crisis de la sociedad actual, por lo que no solo no piensa jubilar a sus protagonistas, guardias civiles de la UCO, sino que los mantendrá activos hasta que les llegue la jubilación, "lo que dependerá de las medidas que tome el Gobierno, no sé si para el 2028", bromeó.

Por su parte, Juan Manuel de Prada, a quien su timidez hace que le cueste comparecer en público --por lo que ello conlleva de exposición, y "por temor a provocar rechazo, porque los escritores perdemos mucho al natural", dijo, por temor a defraudar--, destacó de 'Me hallará muerte' que es "una reflexión sobre la naturaleza humana, la corrupción y el mal; para nada es un libro político".

El libro, ambientado en la postguerra, aborda "la usurpación de identidad" y se desarrolla en Madrid, hasta que el protagonista, envuelto en una serie de vicisitudes, "para hacerse pasar por otra persona, tiene que cometer crímenes que lo van empujando más por el tobogán del mal" y se enrola en la División Azul para escapar.

Su relato tiene ingredientes de libro de aventuras, de picaresca y de novela negra, para plantearse "por qué se hacen actos aparentemente heroicos y otros que pueden estar motivados por la mera supervivencia".