Luis Corchero Castellano nació en Badajoz en 1935 y será uno de los pocos funcionarios de Justicia que se jubile en el mismo puesto en el que tomó posesión hace 40 años. En realidad, la edad de jubilarse le llega el año próximo, pero él ha preferido adelantarlo. La audiencia, tanto sus presidentes como jueces, fiscales y funcionarios han preparado una comida homenaje para el 1 de junio en Barceló-Zurbarán.

-- ¿Por qué lo adelanta?

-- Porque parece que no es igual hacerlo forzoso que de forma voluntaria. He preferido hacerlo así, anticiparlo un año, porque hay que prepararse para esa nueva forma de vida. Parece que la voluntariedad es mejor.

-- ¿Y qué va a hacer?

-- Es la tercera etapa, la más difícil tal vez, y quiero dedicársela a mi familia.

-- ¿Cómo han sido los 40 años?

-- Tomé posesión en 1965 en la calle Venegas y a los tres años nos vinimos aquí, mi primer y único destino, aunque comencé en la sección segunda. Entonces éramos seis magistrados y dos secretarios, era como una familia y nos reuníamos con todos los jueces y fiscales de la provincia una vez al mes. Hoy es distinto.

-- ¿En qué es distinto?

-- La forma de vida, la dimensión. Badajoz ha crecido mucho y la justicia también.

-- ¿Por qué no se fue?

-- Porque es mi ciudad y he renunciado a ascensos para ir a los tribunales Superior y el Supremo por quedarme.

-- ¿Y los presidentes?

-- Comencé con Joaquín Sánchez; luego, García Oriozabala, Ramiro Baliña y ahora Enrique, que hace difícil marcharme.