Luis Pastor (Berzocana, 1952) conserva intacto el aire de trovador, el mismo que tenía con 20 años, cuando empezó a cantar. "Yo siempre digo que dejé de trabajar a los 20 años. A los 9 años estaba en una tintorería, a los 14 me puse de botones en una oficina y desde los 20 realmente vivo de la música, pero con la música ya vivía de niño, aunque quería ser cantante de copla".

Pastor estuvo ayer en la Feria del Libro de Badajoz y participa hoy en la fiesta mítin de IU. Con melodías y una voz que lo distinguen, su relación con su música ha evolucionado. "En aquellos años, cuando sacaba un disco, me oía los dos primeros días pero luego no podía, me dolía el estómago, no me asumía, no me gustaba mi voz". El tiempo ha pasado. "Me he hecho con los años, he aprendido a encontrar mi propia expresión, mi manera de cantar y de emitir y hay mucha diferencia en la tímbrica de la voz y en la rítmica que he aprendido, sobre todo, de la música portuguesa, africana y portuguesa".

Pastor escribe pero también pone música a lo que otros cuentan en verso. Para él, Pablo Guerrero "es el mejor poeta" pero ha puesto música a muchos otros. En los últimos tiempos le ha resultado fácil encontrarse con Saramago y con Miguel Hernández, del que el año pasado musicó 20 poemas, que él no ha grabado, pero sí otra gente como Jarcha o Carmen Linares en su nuevo espectáculo.

"Yo que había musicado a los poetas cuando era joven y no sabía escribir, fui buscando siempre la canción que yo quería contar". No había realizado nunca un monográfico sobre un poeta, hasta hace 5 años con Saramago. "La verdad es que me sentí tan cómodo que lo hice en una semana en tres momentos de tres días, con 18 poemas y lo mismo me ocurrió con Miguel Hernández, todo fue fluido y salía solo. Es encontrar la música que el poema tiene, tirar del hilo correcto de la madeja, saber que cuando has musicado el primer verso los demás salen solos".

Y mientras tanto, siempre vinculado a su tierra. "Enarbolo mi ser extremeño desde que me dedico a esto de cantar y he llevado Berzocana a mucha gente que no sabía que existían las Villuercas". "Soy extremeño --insiste-- amo mi tierra y creo que me quedan muchos años por dar y aportar a Extremadura. Estoy orgullosísimo y mis mejores canciones tienen que ver con mis orígenes".

Desde que cumplió los 40 le inunda un deseo: "Sé que quien ha vivido la niñez en una aldea, cuando se hace mayor, si no está en esa aldea, tiene una necesidad de volver".