Esta semana varios diarios portugueses han publicado que RENFE no va a reanudar a corto plazo el único servicio de tren que existía entre Madrid y Lisboa y que se había suspendido en marzo por la covid-19. Hay un dicho que dice que no hay nada más permanente que algo provisional, y parece que si no se remedia en esta ocasión volvemos a consolidar esta provisional desconexión de Madrid con Lisboa.

En el 2003 los Gobiernos de España y Portugal plenos de euforia firman en la Cumbre Ibérica de Figueira da Foz que España y Portugal tendrían en los próximos años cuatro conexiones ferroviarias del siglo XXI.

Se conectarían mediante Alta Velocidad Oporto con Vigo y Lisboa con Madrid, además habría conexiones de pasajeros por Salamanca y de Faro a Huelva, más otra conexión independiente para mercancías que conectaría los puertos portugueses de Lisboa, Setúbal y Sines con Puertollano.

No solo no se hacen estas infraestructuras, sino que en el año 2011 se suprime el tren nocturno Lusitania Express que desde 1946 prestaba el servicio de Lisboa a Madrid por Valencia de Alcántara. Unos años antes, en 1995 se había suprimido el servicio de día del Talgo Luis de Camões también por Extremadura.

A partir de 2012 el único servicio ferroviario que conectará Madrid con Lisboa se realizará por Salamanca conjuntamente con el centenario Sudexpresso que unía Lisboa con París, y se bifurcaban en Medina del Campo.

Ahora este servicio también desaparece. Nunca mejor dicho de Guatemala a Guatepeor. Deseo que pronto se restablezca, aunque su incidencia en las conexiones luso españolas no sea más que simbólica por más que le sirviese para un apaño a Greta Thumberg. No solo hay que restablecerlo, sino que hay que reforzarlo conectando con urgencia las dos capitales ibéricas por Extremadura. Ello es posible en la actualidad continuando el servicio del Talgo Madrid-Badajoz hasta Lisboa. Y los próximos años mejorándolo con las nuevas vías que deben entrar en servicio. Cada año más de un millón cuatrocientos mil pasajeros usan el avión de Lisboa a Madrid emitiendo más de 110 toneladas de CO2. Hay muchas razones para poner en marcha este servicio y cuanto antes electrificado, y ahora parece que el argumento medioambiental adquiere fuerza. Pues ese, pero hay muchos más.