Los vecinos de la calle La Mimosa se asomaban ayer por la mañana a las puertas de sus casas, con el susto todavía en el cuerpo, para volver a ver los efectos del fuego que les mantuvo toda la madrugada en vilo. Las llamas se iniciaron a apenas unos metros de sus casas y, en un primer momento, el miedo se apoderó de ellos.

"No hemos dormido ninguno en toda la noche", contaba aún nerviosa Carmen Pérez. "Estábamos acostados y oímos la alarma contraincendios, pero como algunas veces ha saltado sin que pasase nada, no le dimos importancia". Pero esta vez el ruido no cesaba y llegaban los bomberos.

"Cuando salí a la calle vi mucho humo y las llamas eran muy grandes". Carmen y su familia cerraron puertas y ventanas y estuvieron pendientes toda la noche de las llamas tras los cristales. "Los bomberos han trabajado mucho para apagar el fuego, porque ha sido imponente".

Tampoco Mari García Ortega y su marido pudieron dormir. Alrededor de las dos y cuarto de la mañana se dieron cuenta de que lo que les parecían luces, era fuego. "Hemos tenido mucho miedo", confesaba. El humo entró en su casa y hasta cerca de las siete de la mañana han estado en la calle viendo cómo los bomberos combatían el fuego. "Teníamos miedo de que se pudiera caer el edificio y el olor a plástico quemado era muy fuerte", recordaba.

Los vecinos de la calle La Mimosa tardarán algunos días en olvidar el susto que les quitó el sueño.