Vivir en el primer mundo no deja de ser una enorme suerte. Podríamos haber nacido en cualquier lugar, pero tuvimos la suerte de emerger aquí. Este único hecho supone que vivamos en una sociedad donde los respectivos gobiernos tienen la obligación de procurarnos bienestar. ¿Qué necesita el drogodependiente para gozar de ese bienestar? Las personas con ese problema necesitan, además de medidas policiales --y no hay duda del empeño si tenemos en cuenta que en España se intercepta el 70% de la droga que entra en Europa--, medidas educativas y familiares. No hay un único bloque de necesidades; cada toxicómano tiene unas limitaciones que requieren itinerarios terapéuticos diferentes. No es lo mismo un menor con consumos incipientes que un heroinómano con patología mental asociada. Cada uno exige exige una actuación diferente. Para ello, la sociedad debe hacer suya la responsabilidad de ayudar a quienes tienen problemas y entender que el mal de uno es el mal de la sociedad entera.

* Director del Proyecto Vida.