Alrededor de 200 manifestantes se concentraron ayer al mediodía en la plaza de España para reivindicar la reapertura del Centro Hermano, dedicado a la acogida de transeúntes, que cerró sus puertas en Badajoz el pasado 30 de septiembre. Los convocados, entre los que había personas que han sido acogidas en este centro, portaban pancartas en las que se podía leer: "Hay personas durmiendo en la calle", "Un centro de acogida ¡ya!, "Menos templos y más centros" e "Iglesia tu también eres responsable".

Juan de Mata, responsable del Programa Diocesano de Personas Sin Techo, explicó que "la situación es tan triste que hemos tenido que llegar a este momento para hacer una llamada a las administraciones local y autonómica, para que pongan solución de una vez". Han transcurrido casi tres meses desde el cierre del centro y aunque ha habido conversaciones durante este tiempo, ninguna ha fructificado. De hecho, Juan de Mata recordó que había una propuesta de la universidad, pero como ha coincidido con la elección del nuevo rector, la decisión se ha demorado.

"Hemos buscado por otros sitios", señaló este responsable y contó que Cáritas --que gestiona el centro-- y la Iglesia tienen unas limitaciones respecto a los edificios disponibles, "esto es un problema social y debe ser la Administración la que dé los pasos". De Mata apuntó que el ayuntamiento, la Junta o la diputación deben disponer en Badajoz de inmuebles que están cerrados "y nosotros sólo pedimos algo, no necesitamos una gran residencia".

Durante la concentración se leyó un manifiesto, mediante el que los convocados denunciaron "la falta de voluntad de las administraciones públicas", "la incoherencia de las comunidades cristianas y la Iglesia", "el silencio cómplice de la sociedad" y "el drama que padecen las personas sin hogar a las que todos privamos de derechos y también de techo".

Juan de Mata explicó que no es significativa la cantidad de gente que ahora pasa las noches en la calle, entre cartones, sino los centenares de personas que pasaban por el centro, que ahora no tienen donde ir.