Extremadura tiene ya, por fin, presidente. Hoy lo hace oficial el Boletín Oficial del Estado. E independientemente de su nombre, José Antonio Monago ; o de las siglas del partido al que representa, el PP, su nombramiento, un mes y medio después de la celebración de las pasadas elecciones municipales y autonómicas, es una buena noticia.

No obstante hoy es un día de corazones partidos. Aquellos extremeños que confiaron su voto a la lista del PP para que se produjera el anunciado cambio se sienten, sobre todo, ilusionados y esperanzados ante la nueva etapa que se abre en la región. Otros, por el contrario, creen con desazón que la Extremadura construida por el PSOE durante 28 años inicia hoy un proceso de marcha atrás. El tiempo lo dirá. Lo importante ahora es ponerse manos a la obra. Con un gobierno en funciones con la "maleta hecha" desde el día siguiente de la jornada electoral, según confiesan sin pudor algunos de sus miembros; el largo proceso que ha precedido a la designación del nuevo presidente ha supuesto un parón que Extremadura no puede permitirse.

Hace unos días le escuché decir a un ´indignado´ de Badajoz, que el primer decreto que debería aprobar el nuevo gobierno regional, tendría que parecerse mucho a la ordenanza municipal que ha provocado el insomnio de los concentrados en la Avenida de Huelva. En pie, despiertos, prohibido tumbarse. En sentido figurado el joven reclamaba a los políticos que se pusieran a trabajar de inmediato. Cada uno en el sitio que le han adjudicado las urnas. Unos en el gobierno y otros en la oposición.

Las perspectivas económicas para el segundo semestre del año siguen siendo muy negativas. El informe Hispalink recogido en el estudio "Predicciones de crecimiento regional 2011-2013" asegura que nuestra región crecerá en los próximos tres años, pero lo hará por debajo de la media nacional. El éxito siempre es el producto del trabajo bien hecho. No hay tiempo que perder.