Dice el diccionario que mantra son, "en el hinduismo y en el budismo, sílabas, palabras o frases sagradas, generalmente en sánscrito, que se recitan durante el culto para invocar a la divinidad o como apoyo de la meditación". Aunque sirven para enfocar y sosegar la mente, cierto es que al concentrarse en la repetición del sonido, todos los demás pensamientos se desvanecen. Vayamos al grano. En la actualidad, y más allá de la religión o la meditación, el mantra son recursos mentales, ideológicos, históricos, sociales o lingüísticos que algunos, a fuerza de repetir, quieren hacernos creer en lo que no es o, peor aún, en lo que ellos creen, lo cual presentan y defienden como incuestionable. Veamos algunos ejemplos.

A propósito de la sentencia del cubo de Biblioteconomía, hay quienes se refieren al Supremo, a los tribunales, a la Justicia en general como si se tratara de un dios. De un mantra. Y recitan de memoria lo del respeto a las decisiones judiciales como si fueran incontestables. Sin embargo, últimamente la Justicia, léase con mayúscula o minúscula, que empieza ya a dar igual, aquí o en Estrasburgo, da señales de una imprudencia, de una impericia y de una insensibilidad que apabulla y desestabiliza. Ocurre igual con el Casco Antiguo. Un puñado de vecinos, no se sabe si por desconocimiento, mala leche o partidismo o todo al mismo tiempo, se pasa el día diciendo (un mantra) que el barrio está abandonado, que el ayuntamiento no hace nada, que se cae a cachos. Debe ser que eran unos niños a principios de los noventa o que no vivían en Badajoz o que les falta memoria histórica pero hay que estar muy confundido o ser extremadamente perversos para no reconocer la abismal diferencia que hay entre el hoy y el ayer y las numerosas actuaciones privadas y públicas de todas las administraciones que se realizan en el entorno. Casi pasa igual con el comercio. El mantra ahora es que se hunde, no remonta, el daño que le hacen las grandes superficies pero el Badajoz comercial de siempre sobrevivió a todas las adversidades. A lo mejor es que sobran titulares y faltan apuestas arriesgadas que se liberen de estereotipos o mantras que solo conducen a la melancolía y, demasiadas veces, a la crítica extemporánea. Sobre los mantras de la semántica (ideas, participación ciudadana, barrios, plataforma, crisis, etc.), mejor no pensar en ellos no sea que demos pistas a quienes no tienen argumentos propios o solo se alimentan de la obsolescencia intelectual programada. Que es otro mantra, aunque aún no lo saben.