Una marca es un grafismo o palabra que identifica, distingue del resto, transmite emociones o pasiones y permite intuir historias pasadas pobre algo. Hay veces que es una palabra, otras un objeto y otras un mero símbolo que nos transmite mucha información.

No es fácil tener una marca reconocible por el gran público. Construirla normalmente cuesta mucho tiempo. Algunas veces ha sido fruto de un trabajo consciente y perseverante, en otras ocasiones emerge sin que nadie lo haya previsto, y una vez que ha calado es muy difícil cambiar y eliminarla de la mente de la gente. Todos reconocemos marcas como la Torre Eiffel, la Sagrada Familia, la Puerta de Alcalá, el Big Ben, el Puente 25 de Abril o la Giralda, pero también el corazón de Nueva York o el colorido símbolo de España por Miró. Basta verlo para que nos traslade mucha información y emoción sobre el territorio.

¿Y a Badajoz qué símbolo nos representa y nos diferencia de otras ciudades o conceptos?. Probablemente para muchos sea la Puerta de Palmas o la Torre de Espantaperros. Pero estoy seguro de que no pasaría los mínimos exigibles a una marca para que se reconozca la ciudad y traslade a una mayoría de personas una información y emoción coherente. La propia palabra Badajoz apenas es reconocible. Este hecho, que en principio es una debilidad, también puede ser una oportunidad para reposicionar la ciudad en un momento de cambio en el que con el proyecto de Eurociudad puede transformar el futuro, el concepto y hasta el nombre de la ciudad.

Tenemos que pasar de ser puntos finales de un trayecto a puntos centrales e intermedios, tenemos que pasar de ser ciudades fronterizas y defensivas a lugares de encuentro, tenemos que pasar de buscar diferencias con el vecino a buscar elementos con los que crear un proyecto en común. De ser España y Portugal dándose las espaldas a ser Iberia. Que no tengamos una Marca Badajoz arraigada nos permite no tener que renunciar o querer imponer nada. Podemos partir de cero. Y que la marca no sea un elemento representativo de una de las partes, sino un símbolo que muestre nuestra voluntad de un futuro común. Tenemos que pensar ya en la marca Eurociudad aunque eso nos cueste, el valor ganado será mucho mayor.