Entre marejada y marejada, algunas noticias locales, también en relación con el Patrimonio, no provocan nada. Ni siquiera en un vaso de agua. Cuando comenzaron las obras de restauración -decir rehabilitación resulta excesivo- y de excavación de la zona oriental de la Alcazaba se anunció a bombo y platillo que los restos arqueológicos de hipotética aparición -hay quien cree que la Arqueología es cosa de pitonisas o de ratoncillos de biblioteca- quedarían visibles en una cripta o mausoleo. Los excavadores no dijeron nada. Claro, eran tiempos algo mejores. Por entonces la Consejería de Cultura estaba regida por una profesional, perfecta conocedora de la historia de Badajoz y dispuesta a poner su granito de arena para la conservación de nuestra alcazaba, aunque no fuera romana ni estuviese en Mérida. Ahora no. Ahora dicho organismo es secretaría, no hay marujas en la Dirección General, ni, lo más importante, hay un duro. Por esos motivos el portavoz de nuestro ayuntamiento ha amenazado -lo dicho era y sonaba a amenaza-, en su habitual tono académico, con tapar los restos sacados a la luz. Lo malo de la declaración es que desconocemos la importancia de lo descubierto, salvo por noticias de prensa. Los excavadores hablan sólo, los pobres, cuando los autorizan, como corresponde a obreros con título universitario. Y, además son ágrafos.

Todo eso es impresentable. Vale que, en política, debe presionarse al oponente, para conseguir algún resultado positivo. Y vale que ha habido unas elecciones y ha cambiado el equilibrio, aun sin notarse mucho. Pero se maneja el Patrimonio con una frivolidad que pasma. En realidad, más que ligereza es ignorancia y barbarie --en segunda acepción--. Pongamos que para evitar la destrucción de los restos haya que tomar alguna medida. Pero taparlos sin que sepamos qué son, ni haberse publicado una sola línea sobre ellos- No doy crédito. Son como el Cubo. Se gasta en construirlo y, luego, en destruirlo. Se invierte en excavar y, después, en tapar. ¿Se han leído el preámbulo de la Ley de Patrimonio? ¿Saben para qué sirve la Arqueología? ¿Le tienen algún aprecio a nuestro pasado? Publiquen, primero; expliquen, después. Y dejen a los excavadores mostrar sus habilidades científicas. Seguro que las tienen. Al fin y al cabo, todas las obras importantes del Ayuntamiento se las dan a ellos. Sus motivos tendrán. Pero hacerse cómplices mudos, es demasiado ¿no?