La Casa de Galicia, con unas 350 familias en la capital pacense, tiene un antídoto contra la morriña: marisco con Ribeiro, que resulta una fórmula ejemplar de socialización, por otro lado. Por eso, para celebrar el Día de las Letras Gallegas lo han hecho con unas jornadas gastronómicas del marisco, a las que invitan a todos los extremeños que quieran acercarse hasta la carpa de 1.200 metros cuadrados que han montado en la Paz y en la que hasta el 21 de mayo podrán degustarse alrededor de 12.000 kilos de productos gallegos.

Luis Vilela, presidente de la entidad y padre de cuatro hijos extremeños, explicó: "Las jornadas no son para los gallegos, son para los amigos de Badajoz a los que tenemos afecto y respeto". Aun siendo emigrantes, no han perdido el contacto con su tierra y no llegan a echar de menos nada, porque "vivir aquí no es como la emigración de América, en cinco o seis horas te pones en Galicia en coche y no te da tiempo a añorar nada".

las jornadas se han montado con la empresa Dismarga, que pone la infraestructura y aporta los productos, "mariscos que no son habituales, como langosta, buey de mar, o nécora, que hay que ser especialista en comerla; mientras yo como una mi madre come tres", contó Vilela.

Esta afirmación la apoya también Susana Crespo, de Dismarga, al desmenuzar un catálogo de productos como los camarones, las gambas, langostinos, percebes, cangrejos, centollas, lubricantes, o los que dice que "viven más desamparados, como el pulpo y el calamar; o los que tienen tradición afrodisiaca, que alcanza su máxima expresión en la vieira, uno de los símbolos gallegos".

Y al nombrar estas especies, Crespo recuerda una tradición aún vigente, que en la "playa de las arenas gordas, junto a un istmo, la noche de San Juan van las mujeres estériles a recibir nueve olas sobre su vientre". Cuando se le pregunta sobre la efectividad, responde que "mi padre y mi tío son hijos de las nueve olas".