En Badajoz puede haber en estos momentos más de 2.000 personas enfermas de Alzheimer, lo que significa que otras tantas familias (aunque hay hogares con dos enfermos) tienen a su cargo personas que necesitan que alguien las cuide las 24 horas del día y viva pendiente de ellas.

Uno de los problemas que presenta la mayoría de estos enfermos es que en cualquier momento, sobre todo cuando están fuera de casa, pueden perder la noción de dónde se encuentran, con lo que no es difícil que se pierdan y no conozcan el camino de regreso. Es lo que le ocurrió al anciano de 79 años de la barriada de San Fernando, Manuel Gañán Borrachero, que salió de casa el viernes de la semana pasada y apareció, sin vida, cinco días después, a gran distancia de su domicilio, cerca de la carretera de Valverde.

Sus hijos contaban que estaban continuamente pendiente de él, que apenas se alejaba del domicilio porque hasta para tirar la basura en el contenedor de enfrente tenía que preguntar cómo ir. De hecho, ésta no era la primera vez que se perdía, ya en otra ocasión uno de sus hijos se lo encontró en el paseo de San Francisco totalmente desorientado, pues decía que iba a Valcavado (una finca de su pueblo, Oliva de la Frontera). Según la información de la Policía Nacional, Gañán murió el mismo día en que desapareció y aunque presentaba un golpe en la cabeza, pudo ser a consecuencia de un desvanecimiento previo que le sobrevino por causas naturales.

AYUDA El presidente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, Arsenio Hueros, explicaba ayer que para que un afectado por este mal se desoriente no tiene que estar en una fase avanzada de la enfermedad, sino que con frecuencia les puede ocurrir si están en un lugar que no reconocen y sólo si tienen la suerte de encontrarse con alguna referencia de la que se acuerdan saben regresar. Por eso, desde este colectivo están planteando la posibilidad de utilizar localizadores para que los enfermos los lleven consigo y en cualquier momento se sepa dónde están, "porque se pierden con una facilidad tremenda".

Hueros apunta además que estos pacientes siempre buscan la forma de marcharse del lugar en el que están aprovechando un momento de descuido de quienes están con él en sólo un instante, aunque sus cuidadores no hayan sido irresponsables en ningún momento. Encuentran la llave de casa, salen a la calle, se marchan a paso ligero y pueden perderse. Muchos ya son muy mayores, con pocas defensas, no tienen agua ni saben cómo buscarla. "Son muy débiles ante la vida", sostiene.