Una exposición dedicada a Luis Bagaría (Barcelona, 1882-La Habana, 1940), el más importante caricaturista político español del primer tercio del siglo XX, compuesta por los fondos de Fundación Mapfre, podrá visitarse desde mañana en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC) de Badajoz.Abierta hasta el próximo 16 de julio, recorre la obra de Bagaría como ilustrador y caricaturista político, estableciendo continuos paralelismos entre sus dibujos y la historia de la España de esos momentos, según ha informado la Junta de Extremadura en un comunicado remitido a Efe.La exposición va acompañada de un catálogo del fondo Bagaría de las colecciones Fundación Mapfre.Además de la reproducción de las 479 caricaturas que componen esta colección, la publicación se completa con una serie de estudios sobre la importancia de este artista en el retrato de la historia política y social de España, elaborados por reputados especialistas.Creador de un estilo propio y renovador del género, su obra resulta fundamental para comprender la importancia y el alcance de la ilustración gráfica durante este periodo.Bagaría se forma en la Barcelona de finales del siglo XIX, en el ambiente que rechazaba los valores de la Restauración.Durante los 14 años que duró su colaboración con El Sol, nadie como él supo encarnar el impulso crítico de este periódico.Desde sus inicios, sus caricaturas defienden con firmeza sus ideas, con temas como el pacifismo, el antimilitarismo, la superioridad del orden natural sobre el civilizado, la crítica al nacionalismo o la denuncia de la injusticia.Los personajes políticos del momento se metamorfosean en un delirante bestiario que alcanzó una enorme popularidad entre los círculos intelectuales de su tiempo.Bagaría no bebe en los libros, sino en las informaciones y planteamientos que recibía de muchos de sus contemporáneos, de las tertulias literarias de los cafés y, en general, de los espacios de sociabilidad cultural de la época.Casi siempre, él mismo escribía los pies de sus caricaturas, mordaces e irónicos, que llenaban de sentido crítico sus caricaturas.Estas leyendas también eran a veces indicadas por la redacción del periódico y, con mucha frecuencia, la censura arremetía contra ellas.De hecho, los problemas con la censura fueron tan importantes que, incluso en 1920, fue sometido a un consejo de guerra.Durante la crisis de la Restauración y la dictadura de Primo de Rivera, habla de la crisis internacional, del caciquismo, de los problemas económicos del país, del desplome político, del desastre de Annual y sus consecuencias, o del desencanto de los intelectuales.De forma permanente, el artista expresa el desencanto del país.