La mejora que la Concejalía de Medioambiente tenía previsto llevar a cabo en el parque de Puerta Pilar, conocido popularmente como Los Cañones o Salto del Caballo, tendrá que esperar de momento. A pesar de que la obra ya se adjudicó hace varios meses a la empresa Imesapi por 58.155 euros (el presupuesto base de licitación era de 59.493), los trabajos, según informaron fuentes municipales, están pendientes de un estudio arqueológico, que será el que determine si las actuaciones previstas se pueden llevar o no a cabo, pese a que ninguna de ellas afecta directamente a la muralla ni al monumento de Puerta Pilar.

El proyecto, incluido en el último Plan de Impulso de la Economía Local, contempla cubrir con cemento los caminos interiores, ahora de tierra y con muchas piedras, así como adecuar la vereda de bajada desde la calle Satdium, muy deteriorada, que se iba a hacer de hormigón impreso y con una figura imitando a la madera o baldosas. También prevía previsto regenerar toda la zona de césped, ahora con grandes calvas, instalar el riego por goteo, así como eliminar los árboles y arbustos secos y sustituirlos por otros.

Este era el primer proyecto de envergadura que se iba a acometer en el parque de puerta del Pilar desde el año 2004, cuando se reformó por completo y se eliminó el botellón.

Muchos vecinos se quejan desde hace años de que este espacio es un «pipícan gigante», pues en los caminos y zonas verdes se acumulan las heces de perros. Este lugar es muy frecuentado por personas con mascotas, pero no todas se encargan de recoger sus excrementos. «Es una pena que no pueda ser un sitio compartido, porque es muy grande, pero aquí no se puede traer a los niños porque hay cacas de perros por todas partes», lamenta una vecina de la zona. A su juicio, lo ideal sería que además de acondicionar el parque, se acotara el espacio para las mascotas y se instalaran juegos infantiles.

Las heces de los perros no es lo único que molesta a los usuarios de este parque. Hay grupos de jóvenes que se reúnen en la zona al caer la tarde y lamentan que muchos de ellos no recojan la basura cuando se marchan, pese a tener los contenedores muy cerca. Además, se quejan de que cuando sí la depositan en las papeleras se tardan varios días en recogerse (ayer por la mañana la mayoría estaban repletas de botellas).