Los menores de 18 años son responsables del 50% de los delitos por robo que se comenten en la provincia. En lo que va de año, la Policía Nacional lleva registrado un total de 3.500 incidentes, en general, de los que aproximadamente 1750 han sido cometidos por menores. La mayoría de ellos hacen sus primeros pinitos a los 14 años, cometiendo, a los 16, delitos mayores.

En cuanto a los tipos delictivos, estos jóvenes intervienen, fundamentalmente, en los robos de vehículos, en tirones, robos con intimidación y asalto a locales.

Según fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Extremadura, en una población como Badajoz,, con una entidad de delitos que oscilan entre los 1.000 y 5.000 delitos al año, los menores tienen una gran participación debido a que "son muy profusos, no tienen límites", añadiendo que no son como los adultos que roban sólo lo suficiente para conseguir lo que quieren.

Las mismas fuentes señalan que otra característica que perfila a los menores delincuentes es que usan "una violencia desmedida e innecesaria tanto con las personas como con las cosas", afirman desde la Jefatura de Policía. A estos chicos les falta la técnica para hacer las cosas con el menor esfuerzo posible. Por ejemplo, a la hora de abrir un coche, lo hacen con una barra de hierro, desencajando la puerta, mientras que los más veteranos utilizan destornilladores. En cuanto a la intimidación sobre las personas, un adulto sabe que sacando una navaja conseguirá lo que quiere, mientras que un menor creerá que tiene que herir para imponerse.

Dirigidos a estos menores existen diversos programas llevados a cabo por Bienestar Social de la Junta, el Ayuntamiento de Badajoz, el Servicio Extremeño de Salud e instituciones privadas, con el fin de que estos chicos no lleguen a la edad adulta metidos en ese mundo.

LA DROGA

De hecho, desde la Jefatura policial señalan que más de un 90% de los menores que delinquen lo hacen para conseguir droga, al no tener ningún tipo de beneficio por su edad, la única manera de conseguir su dosis es a través de los robos.

Aunque el gran problema de estos menores es el entorno social en el que viven, ya que es lo que los lleva a caer en el mundo de la delincuencia y los estupefacientes. "Aparecen familias desarraigadas, con madre o padre con problemas de drogadicción o alcoholismo", afirman desde la policía, añadiendo que existe en torno a ellos un cúmulo de circunstancias sociales, económicas y culturales que los arrastran a determinadas consecuencias negativas.