La artista Rosa Morena, fallecida hace apenas dos meses, no tiene un lugar oficial en Badajoz en el que se recuerde su trayectoria, pero sí cuenta con un rincón dedicado a su memoria en el restaurante El Silencio Le Salon, en la calle Moreno Zancudo. Objetos personales de la cantante, precursora del flamenco pop, evocan su figura en este local de hostelería, cuyo comedor se ha bautizado con su nombre. En sus bandejas de plata y alpaca se sirve la comida, su cubertería decora las paredes y su reloj de pie suizo-alemán, de principios del siglo pasado y que está pendiente de que un relojero lo ponga en marcha, dará la hora a los comensales. También tienen varios cuadros que están restaurando y que colgarán cuando estén listos. Le Salon (antigua Zapatería, 13) es una ampliación de El Silencio, el gastrobar que funciona en esta misma calle desde hace 4 años. Su propietario, Julián Monge, ha alquilado el nuevo local para completar su oferta en este chaflán en pleno corazón del Casco Antiguo.

Cuando solo faltaban unos días para su apertura y se trabajaba en los últimos remates, la visita de Francisca, una sobrina de Rosa Morena, le hizo cambiar el plan inicial. Aunque no se conocían de nada y Monge tampoco había tratado a la artista en vida, su sobrina había estado antes en El Silencio y le pareció que «por la sensibilidad con la que tratamos las cosas» este era un buen sitio para atesorar algunos de los objetos personales de la artista. «Mi tía sería feliz estando en su casa», cuenta Monge que le dijo Francisca. El hostelero no dudó en aceptar estos «magníficos regalos» y decidió que con ellos rendiría homenaje a una artista que llegó a cantar con Frank Sinatra en Nueva York y a ser portada de Interviú, pero que se fue como Manuela Otilia Pulgarín, haciendo gala de la discreción que la acompañó desde que se retiró de los escenarios por enfermedad.

«Aquí hablamos de Rosa Morena todos los días y le contamos a los clientes quién fue y por qué este salón la evoca», asegura Julián Monge. Muchos jamás habían oído hablar de ella, pero los que la conocieron «se emocionan» cuando visitan este rincón.

Tras ver los objetos de la artista, el empresario recordó una velada que pasó en el Hotel Ritz de París, en la que comió en la misma vajilla que utilizó Jeanne Moreau, símbolo del cine francés, lo que terminó de darle la idea de montar un salón imperial. Pese a la decoración, la oferta gastronómica de Le Salon se sustenta en la street food (comida callejera) que su dueño ha probado en sus visitas por medio mundo, «aunque con productos extremeños de primera», precisa. Así, mientras suena Échale guindas al pavo, una de las canciones que más fama dio a Rosa Morena, en el local se sirve sopa ramen, thai o de pollo colombiana, hamburguesas gourmets y cachorros quentes (perritos calientes), entre otros platos.

Este es el particular homenaje de El Silencio a una de las artistas más destacadas que ha tenido Badajoz y Monge espera que no sea el último. «Nosotros apoyaremos todas las iniciativas que se realicen para recordar su figura», afirma. Mientras, el espíritu de Rosa Morena estará presente en Le Salon.