¿MI MASCOTA PUEDE SER UNA ESPECIE INVASORA?

Cada vez es más habitual que los más pequeños de la casa pidan a sus padres que les compren como mascota animales tan exóticos como un petauro del azúcar, una tarántula de uñas rosas de Martinica, un cerdo vietnamita o una boa esmeralda. Cuando adquirimos un perro o un gato adquirimos animales que han sufrido un proceso de domesticación de miles de años, conocemos sus necesidades y su comportamiento, incluso conocemos el carácter de algunas razas siendo elegidas unas u otras dependiendo de nuestras necesidades, pero ¿qué se sabía de las necesidades de un mapache, de un minás o de un erizo orejudo en el momento en que las compramos? Realmente poco o nada, simplemente nos eclipsamos con la cara de peluche del mapache. Sin pensar que estas especies NO SON MASCOTAS, sino animales silvestres, nos decidimos a comprarlos y toda la familia celebra la incorporación del nuevo integrante. Pero el paso del tiempo hace mella en la relación de la familia y la nueva mascota. Donde antes todo era gracioso, exótico y novedoso ahora se convierte en molesto, aburrido e incluso a veces peligroso. Por ello es frecuente ver mascotas exóticas abandonadas por sus propietarios deambulando por las calles o en el medio natural, en el peor de los casos, o incluso ejemplares que han conseguido escaparse de sus jaulas. Actualmente se pueden encontrar especies invasoras de algunas especies que fueron vendidas durante los años 80-90 como mascotas, como es el caso de la tortuga de Florida o de la cotorras argentina y cotorra de Kramer. Por ello el principio de precaución nos alerta de que cualquier especie exótica que se encuentre en la actualidad a la venta, con el paso del tiempo, pueda llegar a convertirse en una especie invasora en el futuro.