El día salió soleado y soplaba un poco de brisa en los aledaños de la ermita de la Virgen de Bótoa, que recibió ayer la visita de miles de romeros que acompañaron a la copatrona de Badajoz en su día. Como cada año, los caballistas, las lavanderas y los grupos corales del hogar de mayores de San Andrés y La Jara, se fueron concentrando alrededor de la ermita para participar en la misa y después acompañar a la Virgen en la tradicional procesión hasta la encina, donde, según dicen, se apareció la virgen a un pastorcillo de la zona.

El alcalde Miguel Celdrán participó en los actos religiosos organizados por la hermandad, así como el pregonero, Alvaro Meléndez, y miembros de la asociación Amigos de Badajoz.

Después de la procesión, Emilio González Barroso subastó el ramo y el rosario, que este año se llevaron Lucía Bote, camarera de la Virgen, que pagó 2.000 euros por el ramo, y Pepe Garrido, vocal de la junta directiva de la hermandad, que se quedó con el rosario tras aportar 400 euros.

Durante toda la jornada, los autobuses urbanos no pararon de llevar y traer a gente, y se produjeron algunas retenciones en momentos puntuales del día.

Aunque la temperatura acompañó, hubo una menor afluencia de público que otros años. Los romeros también fueron menos madrugadores. Algunas familias, como la de Alejandro Matador, procedente de Villafranco del Guadiana, corrieron para elegir encina. "Llegamos a las nueve y media de la mañana, pero no había nadie y pudimos elegir el sitio que quisimos", señaló.

LAS DOS ROMERIAS También un grupo de jóvenes, que se encontraban desde el viernes en Bótoa, reconocieron que "el ambiente por la noche ha estado de capa caída. Otros años ha habido más gente en las casetas".

El principal trabajo de la hermandad se centra sobre todo "en mantener una tradición de siglos de devoción a la Virgen", según el hermano mayor, Fernando Sánchez Cuadrado. Algo difícil de compatibilizar con algunos signos de modernidad, cada vez más visibles en la romería, dividida en dos ambientes, separados por la carretera, a la derecha: el santuario con los caballistas, las lavanderas, la música folklórica y la venta de recuerdos de la Virgen; a la izquierda: las atracciones, la venta ambulante (de maletas, alfombrillas de coches, zapatos y chucherías), las casetas y la música estridente y cañera. Cruzando de un lado a otro, los quads.

Uno de los servicios que se echaron en falta fue el sanitario. Aunque en el croquis remitido por Tráfico aparecen dos puestos de socorro de Cruz Roja, esta organización recuerda que desde hace seis años ya no presta ese servicio en la romería. Una mujer precisó asistencia al sentirse indispuesta pero antes de llegar el ambulancia del 112 fue trasladada en un coche particular.