Aceptar las cosas como vienen no siempre es fácil, muchas veces nos rebelamos. No voy a exponer una larga lista de lo que nos molesta o irrita, pero sí quiero detenerme en una de ellas, las consecuencias del paso del tiempo. Ese deterioro que de repente descubrimos en nuestro físico. Son escalones que vamos bajando y que no detectamos día a día, sino que es de repente cuando nos damos cuenta de que hemos descendido un tramo en la escalera. Un día nos percatamos de que debemos tomar una decisión, optar por el pelo entrecano o pasar al grupo de los teñidos, o descubrimos que se nos ha difuminado el óvalo del rostro, o nos damos cuenta de que ya no basta con hacer algo de dieta para afinar la figura. El tiempo nos ha alcanzado y debemos aceptarlo pero no siempre es fácil. No me es fácil. Es posible que me falte madurez y me sobre una visión superficial de la vida, es posible, pero reconozco que no me es fácil. Ni a mí ni a otras muchas mujeres que vemos cómo se nos ha complicado el simple hecho de buscar la ropa que nos haga seguir sintiéndonos a gusto. Recorrer tiendas y comprobar que lo que nos queda bien de pecho no nos entra de caderas, o al contrario, que cada una poseemos un cuerpo distinto. Simple y llanamente ya no tenemos esas medidas. Hemos cambiado. Es frustrante y por eso me pareció estupendo que se realizara un estudio con mujeres reales para saber cómo somos las españolas, y me ha causado alegría y sorpresa saber que ya se ha finalizado y que vamos a poder entrar en las tiendas y encontrar la ropa que nos gusta con medidas reales, las nuestras, de acuerdo con lo que han llamado morfotipos . La medida ha sido estupenda aunque los nombres, con los que a partir de ahora vamos a identificarnos, sean espantosos. Ya pasé la edad del cilindro, pero seguro que me sentiré feliz cuando vea que no tengo problemas con el campana o el diábolo. Aquí en Badajoz se realizó parte del estudio, y aquí en Badajoz espero con expectación el momento de entrar en el probador y no sentirme un bicho raro.