Un objetivo de esta edición de la fiesta de la fundación de la ciudad, Al Mossassa, era incorporar al público infantil y hay indicios de que puede lograrse, según la afluencia vista hasta ahora a los espacios en los que se han programado actividades para niños de 6 a 12 años; también otras para adolescentes y jóvenes.

En el rincón infantil en que se ha convertido la plaza de Santa María, se desarrollan talleres de papercraf, telar, armas de Ibn Marwan, alfarería y restauración islámica. O el de gastronomía árabe que imparten en el Museo de la Ciudad Gloria Plaza y Manolo Corbacho, por el que se estima pasarán 300 escolares. También por el de elaboración de búhos y águilas de papel en 3D, según contó Guillermo Rebollo mientras daba indicaciones a los niños que realizaban búhos y águila de papel en 3D, y mostraba su última pieza, que expondrá en su Museo de Papercraf en Olivenza, un búho sobre una rama realizado con miles de piezas.

En los talleres se ven grupos de unos 15 menores por turno, que aprenden estas prácticas, o escuchan cuentacuentos en los jardines de la Galera, ven exhibiciones de cetrería o pasean por el mercado árabe con pasacalles de música y danza, muy concurrido. También por los tenderetes con diversos productos, como uno de garrapiñadas, de Lucena, que ya estuvo el año pasado y cuyos vendedores se mostraban satisfechos por la aceptación que tienen sus garrapiñadas, que elaboran a la vista del público.

También hubo lleno anoche en la representación en los jardines de la Galera de la obra de la conmemoración, Voces de venganza, por Atakama Teatro, un texto de Miguel Latorre, dirigido por Jesús Manchón e interpretado por Paca Velardiez. Fue una puesta en escena «basada en los actores, con música y danza», según Francisco Palomino, «en la que Marwan, un año después de la fundación, dialoga con su madre sobre su sueño de crear una ciudad importante y lo inevitable de la lucha con el emir, de que la guerra sustituya a la palabra, una idea de total actualidad», añadió.