El tiempo pasa muy deprisa. Y con los años, mucho más deprisa. Un año pasa en un plis plas y cuatro años en cuatro plis plas. Hay muchos proyectos que están esperando el nuevo impulso de un nuevo equipo de gobierno. Algunos están en plena ejecución con las muchas actuaciones pendientes del DUSI como las de las murallas de la calle Estadium, la rehabilitación del convento de San Agustín y la plaza de San Andrés o la extensión de la plataforma única a nuevas calles.

Están pendientes de terminar obras como la del Convento de Santa Catalina o iniciar la Galera y la nueva piscina de la margen derecha. Y ya tenemos ganas de ver nuevas construcciones en el Campillo. Y estas obras deberán continuar con otras que están esperando y hay que dedicarles tiempo.

Sabemos que nada se para; hay que organizar los colegios, la feria, las actividades del verano, la Noche en Blanco, Al-Mossassa y tantas y tantas actividades que hay por delante, que acaba una y ya hay otra, y cuando nos damos cuenta ya están de nuevo encima la navidad, los carnavales y la Semana Santa.

El día a día absorbe todo el tiempo disponible, pues siempre habrá una baldosa que se mueve, un árbol que se cae o hay que podar, una cañería que explota, un solar que arde y, sobre todo, muchas necesidades que cubrir y muchos trámites burocráticos por resolver o por impulsar.

Pero la ciudad no se construye solo resolviendo los pequeños y grandes problemas cotidianos. Si dedicamos todas las energías a apagar fuegos, nos quedarán pocas para pensar y construir el futuro. Hay una Plataforma Logística porque hace 15 años algunas personas pensaron en ella y consiguieron ponerla en agenda. Lo mismo ocurre con la Ronda Sur, las conexiones ferroviarias y autovías, la Eurociudad, la Facultad de Medicina o los nuevos Juzgados. Hay muchas personas que solo demandan lo inmediato, pero es necesario que otras impulsen las utopías que un día se harán realidad.

Hay que seguir imaginando Badajoz más allá de la baldosa que se mueve o de la raíz del árbol que la levanta. Badajoz no puede parar, pero en los inicios de legislatura es cuando debe reflexionarse conjuntamente sobre esos retos para las próximas décadas. Se requiere un clima de calma y respeto para afrontar estas tareas que debe involucrar a todos.