Ayer se cumplió un mes desde que Carlos Silva Cortés, con 26 años, "supuestamente" intentó suicidarse en la celda de aislamiento de la cárcel de Menorca. Falleció una semana después. Carlos nació en Badajoz, pero llevaba 15 años en la isla. Su madre, Guillerma Cortés, que sí vive en la capital pacense, se encadenó ayer a las puertas de la Audiencia Provincial para pedir justicia, pues la familia cree que han quedado muchos cabos sueltos en la muerte del joven.

La madre ve contradicciones en las explicaciones oficiales que han recibido sobre cómo fue el suicidio, pues le han ofrecido distintas versiones; que se colgó de una viga, de una litera y del palo de una ducha. La familia ha interpuesto una denuncia por "omisión de socorro" porque dicen no intentaron reanimarlo hasta que llegaron los servicios de urgencia. Ahora el titular del juzgado que llevaba el caso ha decidido inhibirse porque mantiene una "íntima" amistad con el director de la cárcel. Su sustituto ordinario también se ha inhibido y el caso está pendiente de que la Audiencia Provincial de Palma dictamine un magistrado competente, lo que puede llevar meses, según se teme el hermano del fallecido, Jesús, quién además se queja de que tardasen cuatro días en practicarle la autopsia.

Se da la circunstancia de que un recluso ha denunciado que Carlos Silva recibió una paliza por parte de unos cuantos funcionarios el día antes de que apareciera colgado en una celda. Su muerte levantó conjeturas porque el fallecido iba a declarar ante el juez como testigo en un caso de presuntos malos tratos de funcionarios de este centro penitenciario a un preso. "Solo hemos recibido mentiras y mentiras", se lamentaba Guillerma.