La segunda jornada de la fase preliminar del concurso del Carnaval de Badajoz se saldó con la actuación de seis agrupaciones que presentaron proyectos dispares, aunque coincidentes en algunos aspectos, como el de la expresión, a lo largo de su repertorio, de un amor confeso por el carnaval. Aunque, qué otra cosa, que no sea el amor por la fiesta, podría llevar a alguien a trabajar durante meses, de manera coordinada y altruista.

Asimismo, a lo largo de la noche, pudo constatarse la evolución positiva, y el crecimiento en torno a diferentes parámetros más o menos medibles, que, de manera natural, van experimentando agrupaciones que, si bien tienen aún una breve trayectoria murguera, ya se nota que no solo no son novicias, sino que son ejemplo manifiesto de que la madurez más conceptual, pero también la más explícita y expresiva, han de conquistarse, de manera gradual, sumando años y experiencias. O lo que es lo mismo, que hay cosas relevantes en el mundillo del carnaval, particularmente relacionadas con el concurso y su desarrollo, que solo pueden asimilarse e interiorizarse con el paso del tiempo y la suma de participaciones.

Sombreros a medida

No fue, en absoluto, una casualidad que Las Polichinelas se situaran a solo unos tres escalones de distancia de poder alcanzar la condición de finalistas durante la celebración del COMBA 2018. Anoche tuvimos una prueba más de que esta agrupación femenina, que va sumando carnavales a su expediente, está, cada año, más consolidada. Y es evidente que continúa recorriendo una trayectoria ascendente que la sitúa ya como una de las murgas con más presente y futuro del carnaval pacense.

En su actuación de anoche, descubrieron que eso de que “Las Polichinelas le dan vueltas a la cabeza” tiene que ver con la vocación, con la profesión y con la obsesión del personaje central en torno al que gira todo su proyecto carnavalero. Se presentaron ante el respetable como una reencarnación de El Sombrero Loco, del personaje que aparece en Alicia en el País de las Maravillas, pero basado en la reinterpretación que de él hizo el cineasta Tim Burton.

En cuanto a su repertorio, hay que señalar que interpretaron un pasodoble, muy bien trenzado y resuelto, dedicando a la UME (Unidad Militar de Emergencia), por sus labores, en la lucha contra el camalote, en el río Guadiana. Y que en, esta misma sección, en la de pasodobles, también relataron un amor prohibido de hace décadas, un amor que dos mujeres se veían obligadas a vivir en silencio, un amor que, en nuestros días, puede ser manifiesto, porque ya no tiene que esconderse de nada ni nadie.

Sus cuplés estuvieron más centrados en la temática puramente carnavalera, con referencia al pregonero de este año, Fernando Tejero, y al personaje televisivo que interpreta. Y en el popurrí ofrecieron un perfil de la actuación más vinculado al tipo, con inteligentes, divertidos y sorprendentes juegos de palabras, y sin olvidar la vertiente más crítica del carnaval, que les llevó a prescribir diferentes sombreros para los diferentes actores de la política nacional.

El tren de la vergüenza llega al López

La murga, oriunda de Ribera del Fresno, Los del Año Pasao, demostró, en su actuación de la noche de ayer, que, sin una pretendida sofisticación, sin impostar nada, o sea, desde la sencillez, con una mirada llana, humilde y cotidiana, también se puede criticar, divertir, y hacer buen carnaval.

Presentaron un fresco variopinto de personajes que viajan en uno de los ferrocarriles de Renfe que atraviesan la región rumbo a Madrid. La realidad desastrosa del tren extremeño ya es conocida por todos, y, quizá por ello, consiguieron, desde un primer momento, un alto grado de atención y la plena receptividad del público.

En su repertorio, además de la denuncia sobre la terrible situación del tren extremeño, que realizaron de manera transversal, y a lo largo de toda la actuación, abordaron temas como el del descenso del número de murgas en el COMBA, retrataron a Cristiano Ronaldo como un referente moral equivocado, y a Fernández Vara como un político más fiel al líder nacional de su partido que a su región. También compararon a los gansos del Guadiana con los diputados de la Asamblea de Extremadura. Y presentaron, a lo largo de todo su popurrí, una gran cantidad de gags cómicos, con distintos pasajeros del tren como protagonistas, para denunciar, con sorna y retranca, el ruinoso estado, y las paupérrimas características, del tren extremeño.

Una empresa familiar de muerte

Una de las dos murgas, con galones de triunfadora del COMBA, que actuaron en la noche de ayer, fue la de Los Espantaperros. Su proyecto de este año presenta el personaje, de un ni-ni siniestro, hijo de la muerte, al que, por su mala cabeza, acaba tocándole trabajar en el negocio familiar que dirige, bajo el mando implacable de su guadaña, papá-muerte, o la personificación de La Parca, como se prefiera.

Su repertorio estuvo, como es habitual en ellos, muy vinculado al tipo. Pero, también, abordaron otros temas diferentes al de la muerte, aunque tratando de enfocarlos, siempre, desde la óptica del personaje. En sus pasodobles, comenzaron dando digna sepultura a su proyecto carnavalero más reciente, el de Don Pepito y Don José, para, después, continuar homenajeando a los donantes de órganos. En los cuplés, nombraron al excomisario Villarejo, a Iker Jiménez y al alcalde de Badajoz, Fran Fragoso, y aludieron al tema del separatismo catalán, haciendo referencia a algunos de los políticos independentistas y tradiciones más reconocibles de la región catalana. En el popurrí, que estuvo muy centrado en el tipo, no faltaron las referencias a diferentes temas y personajes de actualidad, a algunos de los cuales acabaron mandando al infierno.

Las religiones del mundo

Después del descanso, actuó la murga 20 D´Copas. Una vez más, esta joven agrupación demostró un alto grado de compromiso social. Cada año, dan un paso más en su afán por llegar a todo el público potencial. Consideran que una discapacidad no debe ser un obstáculo a la hora de poder disfrutar del carnaval, y que hay herramientas y recursos que se pueden ofrecer para ayudar a las personas con capacidades diferentes a que puedan divertirse y entretenerse, como cualquiera, con la fiesta del carnaval, en general, y con las actuaciones y los repertorios murgueros, en particular.

Su proyecto de este año lleva al escenario a distintos representantes de las religiones del mundo. En su repertorio, incluyen numerosas referencias al tipo. Pero, además, promueven la censura frente al dogmatismo y la radicalidad. Y abogan por la unión de las religiones, y no por la disputa permanente. Realizan, también, alegatos a favor de la igualdad, contra el machismo y contra diferentes injusticias sociales.

Unos abuelos muy atareados

La murga Pa4días llevó a la tablas una parodia, una caricatura, sobre una de las realidades más patentes de nuestros días. Y es que el transcurrir de los tiempos ha hecho que el papel que desempeñan los abuelos, en la vida familiar y social, sea cada vez más activo e importante. Porque los abuelos no se retiran de la vida laboral y pasan a disfrutar de una plácida jubilación, los abuelos, ahora, se convierten en pensionistas, pero no pasan a ser sujetos pasivos y ociosos, porque batallan lo indecible colaborando en el cuidado y crianza de los nietos.

Y esta, y no otra, es la realidad que los componentes de Pa4días plasmaron, con gracejo y socarronería, durante su actuación en la segunda noche de preliminares. Porque los miembros de Pa4días son, este año, los abuelos del carnaval, y van siempre con sus tres nietos, que no les abandonan ni a sol ni a sombra.

En su repertorio, destacaron los pasodobles dedicados a reivindicar pensiones dignas y un trato igualitario para la región y los ciudadanos extremeños, unos cuplés centrados en revisar realidades del día a día de las agrupaciones murgueras y en poner en cuestión el ridículo que se produce al llevar al extremo los preceptos de la inclusividad lingüística, y un popurrí plagado de guiños a la actualidad, pero centrado en parodiar algunos de esos momentos cotidianos que comparten los abuelos con sus nietos.

Juanito trabaja en el Ministerio de la Muerte

Los encargados de clausurar la segunda jornada de la fase preliminar fueron los miembros de la murga Al Maridi, una de las dos agrupaciones, con primeros puestos en su palmarés, que subió a las tablas del López en la noche de ayer.

Por curioso que parezca, el tema de la muerte estuvo de cuerpo presente, sobre el escenario, por segunda vez en una misma noche. Porque, tanto el proyecto de Los Espantaperros, como el de Al Maridi, tienen en la muerte su objeto central. Cierto es que, un mismo tema, y hasta un tipo con una inspiración similar, pueden alumbrar muy distintas realidades carnavaleras. Y este fue el caso de lo que ocurrió anoche, con los repertorios y las interpretaciones de Los Espantaperros y Al Maridi.

La de Al Maridi, en concreto, destacó, además de por una factura estética impecable, en cuanto a vestuario, maquillaje y utilería, por una interpretación vocal extraordinaria.

En su repertorio, despuntó, sobremanera, la vis más crítica de la murga, con pasodobles dedicados a defender la igualdad entre hombres y mujeres, a manifestarse contra el machismo, y a realizar una dura crítica a Guillermo Fernández Vara, por haber renunciado al ofrecimiento de ser ministro de Fomento y a trabajar, por tanto, para solucionar los graves problemas del tren extremeño. Los cuplés y el popurrí no estuvieron exentos, tampoco, de enmiendas a la realidad, pero tuvieron un enfoque más leve y humorístico, por momentos. Y en ellos, hubo referencias al torero Juan José Padilla, a un calvo que se implanta pelo, a la polémica sobre la exhumación de Franco, a Pedro Sánchez y su avión, y al alcalde Francisco Javier Fragoso, entre otros personajes y realidades.