Sábado musical en las calles del centro de Badajoz, donde ayer el buen tiempo permitió llenar las terrazas, pasear y detenerse en cuatro rincones donde el XXX Festival Ibérico de Música dispuso que tuviesen lugar los conciertos de una actividad ya asentada, como es la denominada Música en la calle/Música na Rúa , que consiste en invitar a Badajoz a grupos aficionados para que actúen al aire libre, a la vista y al oído de los transeúntes.

En esta edición fueron cuatro los grupos participantes (había previstos cinco, pero Vocalis falló a última hora). Dos eran portugueses: Banda 14 de Janeiro de Elvas, que actuó en el quiosco de San Francisco, y el Grupo Coral Femenino Grajarte de Granja, que ya participó en la pasada edición y que en esta ocasión protagonizó un pasacalles entre la plaza de la Soledad y la de España, con sus cánticos sencillos y tradicionales sin acompañamiento instrumental. Tampoco faltaron a su cita el grupo instrumental del Conservatorio Juan Vázquez, que se situó en la calle Felipe Checa, y los alumnos de percusión de las escuelas municiaples de música de Barcarrota y Almendral, que tocaron con desparpajo delante del Gobierno Militar.

Con esta iniciativa, lo que pretende la Sociedad Filarmónica de Badajoz, que organiza el Festival Ibérico, es acercar a Badajoz a grupos del país vecino y "que la música salga de sus escenarios habituales, que los conciertos no sean en los teatros sino que el público tenga un acceso mucho más fácil", comentaba el presidente de la Sociedad Filarmónica, Javier González. Son grupos de aficionados y ninguno cobra por participar en el festival, que sí les paga el desplazamiento y la comida, que además sirve de convivencia, porque la comparten todos juntos en un mismo restaurante.