Cuando va por la calle lo llaman Emilio (su padre), Manolo (su tío) o incluso Enrique (su abuelo) y Juan Carlos Vidarte (Badajoz, 1962) siempre alza la vista, porque se siente orgulloso de su apellido y de su familia de fotógrafos.
¿Quería ser fotógrafo?
-- Siempre he estado correteando en la tienda desde chiquinino y como lo he mamado, por herencia iba a ser fotógrafo, por inercia.
No podía tener otro oficio.
-- La verdad es que mi padre no me obligó nunca. Yo entré solito en la profesión.
Pero el apellido pesa.
-- Estoy marcado. Mi segundo apellido es Rebollo. Mi abuelo era pintor, director de la Escuela de Arte y Oficios. Nací predestinado.
¿A qué edad hizo su primera instantánea?
-- A los 9 años, en la piscina del parque Infantil.
¿Con qué imagen de Badajoz se quedaría?
-- Con Puerta Palmas.
¿Y cuál le gustaría cambiar?
-- Me preocupa el abandono de la fuente de la Rana.
¿Autor comprometido?
-- Soy un enreda. Me gusta el casco antiguo y la historia de mi ciudad.
¿A quién querría retratar?
-- A mí mismo.