Creo haberlo contado ya alguna vez, pero, a riesgo de repetirme, he de volver, porque la desvergüenza con que se narran algunos hechos históricos exige una explicación. ¿Quién ha dicho que la batalla de las Navas de Tolosa fue algo más que un importante acontecimiento militar de la Edad Media peninsular? ¿Cómo se atreven a afirmar de un modo tan dogmático que tuvo más trascendencia que la que tuvo en su momento? No hagamos historia-ficción.

Las cosas habrían sido de otro modo de haber salido derrotada la coalición encabezada por el rey de Castilla, no cabe duda. Pero utilizar una falsa proyección para hacer política es impresentable. La batalla de las Navas tuvo una gran repercusión porque fue una gran victoria, para aquel reino, pero el modo de desarrollarse permite abrigar muchas dudas. Y eso debido a que los documentos donde se describe se deben a la mano de dos testigos presenciales: el obispo de Narbona y el arzobispo de Toledo. El primero empeñado en demostrar el importante papel jugado por los cruzados transpirenaicos y el segundo, principal financiador de la campaña, disimulando hasta donde pudo el papel de los extranjeros. Tenía interés en subrayar el protagonismo de Alfonso VIII, por fidelidad a la dinastía castellana, leída en clave del siglo XIII.

Ese gran enfrentamiento no fue de cristianos contra musulmanes, sino, también, y en muy gran medida, de castellanos contra castellanos. Porque el contingente más destacado del ejército almohade parece haber estado integrado por castellanos expatriados. Y, por cierto, el rey de León, Alfonso IX, era aliado del califa unitario y rompió las hostilidades contra Castilla a casusa del territorio del Infantado de la Tierra de Campos, reclamado como suyo. Al arzobispo toledano Rodrigo Ximénez de Rada no le gustó un pelo eso de los cristianos entre las tropas árabes y lo ocultó. Sin más. Todo esto, que no dejan de ser teorías basadas en investigaciones históricas rigurosas no puede, ni debiera, utilizarse para argumentar políticamente. No me cuenten milongas y lean antes de convertir los argumentos históricos en demagogia. Es una manipulación enfermiza de la Historia. Solo confunde y engaña. ¿O se trata de eso?