Yannick Roszyk, Yan, (Douia, Francia, 1985) se acercó al flamenco por curiosidad, y Nane Ramos (Badajoz, 1978) le mostró el camino para llegar a la enjundia de este arte. Ella, como monitora en la Fundación Cristina Heeren y él como estudiante de guitarra, aprendieron juntos que en lo insondable de los sentimientos y valores de los que te impregna el flamenco, también podría encontrarse el amor. Como pareja artística y personal pelean por el flamenco aquí y fuera de España. Son la prueba del idioma universal del cante, del toque, de que la 'nacencia' no te marca lo que puedes llegar a sentir. Que en la vida, como en el flamenco lo que importa es lo que te eriza la piel y el alma.

--Francés y española unidos por el flamenco, ¿hay que entender este arte de la misma manera para congeniar bien?

--Nane Ramos: Sí, claro. Yo creo que es imprescindible. Creo que si en algo coincidimos los flamencos vengan de donde vengan es en lo que nos produce y nos remueve este arte cuando está bien hecho.

--Yan: Bueno, si estamos hablando de la base, claro que tenemos que entenderlo de la misma manera. Se toca "igual" por alegrías en Jerez, Badajoz, Paris, Tokio... con los mismos acordes, compás y melodía, ahora cada uno independientemente del origen siente el flamenco de diferente manera, eso ya tiene que ver con la sensibilidad de cada uno y en ese caso cuanto más diferentes somos más enriquecedora se hace la experiencia.

--¿Qué le ha enseñado a Yan sobre el flamenco y que ha aprendido usted de su forma de sentirlo?

--N.R.: Uff..., ¿yo a él?, nada. Más bien él a mí. Yan antes de ser flamenco ya era músico (tocaba el bajo) viene de una familia con mucha cultura musical, su padre es músico profesional en Francia y su hermana también hace sus pinitos. Entonces a nivel armónico me hizo entender las cosas de una manera más clara, y si además a eso le sumas la gran afición que tiene al flamenco pues sale esa mezcla de sensibilidad, respeto y profesionalidad que me trasmite cuando me acompaña con la guitarra.Yo creo que es un cantaor frustrado (se ríe).

--¿Qué es lo más difícil de entender del mundo del flamenco?

--N.R: Para mí lo más difícil de entender en este mundo es la competencia y el poco compañerismo con el que me he encontrado en ocasiones. Quizás es porque en mi manera de funcionar a diario, con las personas que me rodean no entra ese tipo de actitudes, y como el flamenco

es una parte fundamental de mi vida y muchos de mis compañeros son mis amigos "a los que me entrego como persona al 100%", no entiendo el hecho de llegar a los sitios y compartir escenarios y afición con personas que creen que esto es una pelea de gallos.

--Yan: Lo más difícil de entender es esa necesidad de protagonismo que tienen algunos artistas que descuidan muchas veces a los propios compañeros. La música bien hecha vale por sí misma, y según mi punto de vista tiene que ser ella el centro de atención. Ahora la personalidad artística o la interpretación es un pilar del flamenco, pero creo que a veces nos confundimos entre personalidad y prepotencia.

--¿Qué tal la experiencia en Bruselas y Francia?

--N.R: Bueno cada vez que salgo de España la experiencia es positiva sobre todo porque me encanta viajar y gracias al flamenco he podido conocer otros países como Suecia, Dinamarca, Polonia, Francia, Bielorrusia, etc. Creo que el hecho de viajar y conocer otras culturas te hace abrir mucho la mente.

--Yan: Para mí es una alegría volver y actuar en Francia. Me permite tomar cierta distancia sobre mi trabajo (ya que muchas veces es difícil), y así ver el camino recorrido desde entonces y no solo centrarme en el que me queda. Además Francia y Bélgica son dos países donde hay mucho flamenco: peñas, festivales,... etc, y me permite también afianzar amistades y crear contacto.

--Cuéntenos esa experiencia de auténtica 'embajadora' de la región en Bruselas...

--N.R: Fue un momento muy bonito que surgió la última vez que viajamos a Bruselas para dar un concierto en la sala 'La Bodega'. Justo antes de terminar el primer pase decidí cantar por Tangos Extremeños, y la verdad es que yo noté al presentar el cante más aplausos de lo normal, con mayor intensidad pero no le di la mayor importancia. Cuando terminé de cantar hubo gente que se puso de pie entre el público en diferentes puntos de la sala, y cuando me bajé del escenario algunas de esas personas que se levantaron para aplaudir se vinieron hacia mí, y empezaron a hablar conmigo. Me contaban una de ellas que era de Don Benito, otras dos chicas hermanas que sus padre eran de Trujillo y ellas habían nacido en Bélgica pero se sentían extremeñas, y otro chico que era de Mérida. Llevaba allí un año con su pareja y además me conocía de haberme visto cantar en Sevilla. Fue una experiencia muy bonita porque ellos no se conocían entre sí y se empezaron a pasarse los contactos para verse más a menudo, ¡fue muy bonito!

--Preside una asociación de amigos del flamenco (asociación Jóvenes flamencos de Valdelacalzada) en donde residís, ¿por qué su puesta en marcha?

--N.R: Pues mira todo surgió cuando decidimos irnos a vivir a Valdelacalzada, después de cuatro años en Sevilla rodeados de flamenco y flamencos, y siendo conscientes además de la gran afición que hay en mi pueblo. Nos habían propuesto desde el centro de la Asociación Juvenil impartir un curso de cante y guitarra. Cuando vimos la gran aceptación que tuvo pues pensamos que era lo mejor que podíamos hacer para que la gente aficionada pudiera tener un punto de encuentro. Desde ese momento hasta ahora llevamos casi dos años moviéndonos para que cada vez seamos más. Hacemos conciertos todos los meses donde además intentamos promover artistas de la tierra ( cante, baile, guitarra). Nos reunimos todos los socios muy a menudo para compartir conocimientos y experiencias que de eso es de lo que se trata: de compartir esta afición.

--¿Se percibe diferente el flamenco desde un pequeño municipio?

--N.R: Yo creo que la única diferencia puede ser la cercanía. Al estar en un pueblo pequeño nos conocemos todo el mundo y no tenemos que demostrar nada, solo disfrutar, y eso hace que estemos mucho más relajados. El artista que viene a nuestro pueblo, a la peña, al final se le consigue trasmitir eso y llega a formar parte de nosotros. Somos una gran familia.

--Yan: En mi caso, no noto mucha diferencia entre Badajoz y Valdelacalzada. Ahora con internet tenemos todos el mismo acceso a cualquier información.

--¿Qué le falta al flamenco extremeño?

--N.R: Difusión. Creo que desde las diferentes instituciones y peñas flamencas extremeñas habría que creer y apostar más por el flamenco de nuestra tierra. Actualmente en Extremadura hay una buena cantera de flamencos muy bien formados y con mucha inquietudes, y creo que no se les están dando oportunidades suficientes. Creo que los tablaos, bares, restaurantes, los hosteleros en general están haciendo una gran labor con el flamenco y los flamencos de la tierra a nivel de difusión.

--Yan: Le falta al flamenco extremeño un lugar de formación accesible, donde los jóvenes artistas se puedan formar ya que Extremadura es una tierra flamenca con mucha cultura y con cantes autóctonos como los jaleos y los tangos. Un lugar que sirva de impulso para esa generación que llega con ansia de aprender.

--Les dejo la pregunta del anterior invitado: ¿Hay futuro para el flamenco ortodoxo?

--N:R: Creo que sí, y es más, creo debería de ser así. Pero siempre dejándolo evolucionar como todo arte vivo, que para bien o para mal sufre cambios a lo largo de su historia. Sabemos que el flamenco es una mezcla de muchas culturas que al final se asentó en nuestro país, pero que para llegar ser lo que hoy es ha pasado muchas etapas y cambios, cosa que creo que lo ha enriquecido. Respetando las raíces debemos dejarlo evolucionar sin desvirtuarlo.

--Yan: Si ortodoxo significa algo fijo e inmutable, como una obra de arte en un museo, entonces no creo que tenga futuro. Ahora, si entendemos ortodoxo como el respeto de los códigos pero siendo vivo y creativo, entonces estoy seguro de que el flamenco tiene toda su vida por delante.