cruzando fronteras
La necesidad de otro Roe
Rosalía Perera Gutiérrez
05/06/2019
Sonaba Bridge over troubled water en todas las radios. En la carretera circulaban los Ford Mustang y en las casas se veía Colombo y la Casa de la Pradera. Era 1970. Y el caso Roe contra Wade abría los noticiarios. Dos jóvenes con su carrera de Derecho recién acabada defendían a Norma McCorvey, embarazada tras haber sido violada. El fiscal era Henry Wade, que representaba al Estado de Texas y se oponía al aborto.
En 1973 la Corte Suprema dictaminó que el derecho a la privacidad se considerara un derecho fundamental y amparándose en el la mujer podía elegir si continuaba con su embarazo. El Tribunal Supremo despenalizó el aborto y fue una victoria para aquellas dos abogadas. Y aunque en el proceso largo, agotador, Norma había dado a luz y su hija adoptada, muchas Normas mas, miles, millones de niñas, de mujeres que desgraciadamente se han visto abocadas a abortar, lo han hecho sin poner en peligro su libertad o propias vidas. Con incredulidad, aturdidos casi, como despertando de una cómoda inocencia, descubrimos que el error, y el horror, no esta siempre en los otros, lejos. Los titulares, profusos y confusos camuflan el disparate, el señor que no alcanza a ocultar su falta de cerebro con un tupé ridículamente cardado, y otros muchos, también en nuestro país, siembran semillas dañinas, sal en los campos, un futuro seco de esperanza. Mientras el publico se ríe del esperpento. Quien cree que esto pasa solo en Estados Unidos o en otros lugares, sin percibir que la ola salpica y nos moja, y nos empapa, sin apenas darnos cuenta, quien trivializa la política, quien mira a otro lado cambiando al canal de deportes, o se arropa para no ver con partituras desplegadas, con renglones y versos extendidos que le oculten de la fealdad del mundo, permite la vuelta a la oscuridad. Las decisiones premeditadas, pasos sigilosamente diseñados para conducirnos en una dirección que prende el pasto a su paso, quema las naves, dinamita los puentes y las libertades y los derechos que creíamos conseguidos. Casi 50 años después Alabama, Georgia, Luisiana y Misuri han promulgado leyes antiaborto, aunque como en el caso de Norma McCorvey sea producto de una violación, le siguen Ohio, Misisipi, Kentucky, ... Y comienza un éxodo dolorosamente conocido, de mujeres a otros lugares más permisivos y el riesgo de la salud y la vida para las más pobres, las rurales, para las niñas sin información y sin recursos que no pueden trasladarse a otros estados, sino al pasado. Oscuro. Porque el puente que les permitía pasar sobre esas aguas turbulentas ha sido dinamitado.
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