En Badajoz el año ha comenzado con polémicas para todos los gustos y colores. Un amplio catálogo donde elegir para no aburrirse. Sólo que algunas de ellas alcanzan tal categoría porque el café se sirve on line y se juntan el mundo mundial en la barra del bar; si no, algunas no pasaban de ser la más supina de las chorradas y disculpen la expresión.

Y si no, díganme qué les pareció el carajal que se montó con el asunto de adelantar o no las Cabalgatas de Reyes Magos. Personalmente me reí mucho con el ingenio y la ironía de algunos de los que se pronunciaron a favor o en contra de cada una de las opciones; y corríjanme si me equivoco, pero creo que no hubo ningún niño traumatizado ni por ver a sus Majestades veinticuatro horas antes de lo habitual, ni por acudir a la Cabalgata debajo de un paraguas. Les honra a aquellos políticos de la oposición que no entraron a este trapo.

Distinto fueron los líos de tráfico y el desconcierto que en algunos momentos crearon los autobuses urbanos que, según el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Badajoz, se pusieron en determinados cruces durante la Cabalgata como medida antiterrorista. Claro que si llega a suceder algo y no hay ningún obstáculo para evitarlo, entonces sí que se hubiera liado una polémica, pero de las de verdad, además de desgracias personales.

No obstante, si es verdad que la medida fue aconsejada por la policía; o bien estuvo mal interpretada en su aplicación o hay que darle una vueltita para otros eventos.

Y para terminar con el capítulo de polémicas con las que se estrena el año en Badajoz, tenemos el asunto de los patos del Guadiana. Algunos no se han enterado aún de que si pones el foco mediático y social en esos molestos pero simpáticos animales diciendo que los quieres convertir en pâté, no puedes otro día, sin previas explicaciones, meterlos en una jaula para llevártelos. Lo normal es que haya gente que ya los vea en lata y para untar en una tostada. De primer curso de «cómo hacer las cosas bien».