Teodoro, con 69 años y Emilia, con 65, son un matrimonio de San Fernando que no llega a final de mes, porque buena parte de la paga del marido la tienen que destinar a un préstamo pendiente. Antes se podían arreglar porque ella cuidaba a una anciana, pero murió en julio. El marido fue a la iglesia a hablar con Cáritas, que lo derivó al economato. "No podemos comprar de todo porque se agotan muchas cosas enseguida, sólo lo más necesario", contaba en el local. El se conforma pero ella se muestra desesperada y no puede evitar las lágrimas: "Lo estoy pasando muy mal. El domingo me tomé tres pastillas, me dormí pero volví a despertarme", cuenta angustiada. Explica que solo les queda dinero para el alquiler de los próximos tres meses "y cuando se nos termine, a ver qué hacemos". Reconoce que el economato "es una ayuda muy buena para la gente que no tiene otra cosa, porque lo estamos pasando muy mal".