Elisa Blázquez es una espléndida periodista, una ciudadana comprometida una animosa activista social y un encanto de mujer. La tuve durante años como compañera en Hoy y en la Hoja del Lunes de Badajoz y creo conocerla un poco. Tiene sensatez, sentido del humor, energía, talento y creatividad. Siempre los ha tenido. Y no se casa con cualquiera. Y no lo hace porque tiene un agudo sentido de la justicia y de lo que es aceptable o no lo es. Pues bien, Elisa Blázquez colgó hace poco en las redes sociales un mensaje titulado como esta columna -en realidad, el título es suyo-, en el que comunicaba que iba a sacar sus ahorros del Banco de Santander, después de que la entidad contratase a Rodrigo Rato como asesor internacional con un sueldo de 200.000 euros. Como el lector sabe, Rodrigo Rato es uno de los próceres que han llevado a parte de la banca española a la ruina y se han lucrado con ello, y está imputado en el caso Bankia.

Conozco a otras personas que están haciendo lo mismo con entidades que también amparan a individuos de trayectoria más que dudosa. En este sentido sé de quien ha hecho lo mismo que Elisa pero con la Caixa, sacando su dinero, desdomiciliando su nómina y cerrando su cuenta porque no quiere que, con su dinero, se le paguen 480.000 euros a la infanta Cristina por esas vacaciones indefinidas que le subvencionan en Suiza mientras España se hunde en la miseria. Si la "función" de Rato es el asesoramiento internacional, la de Cristina es, para más inri, coordinar los programas de cooperación de la caja catalana, con la cantidad de cosas que se podrían hacer en el Tercer Mundo con ese pastón que se lleva ella.

La Responsabilidad Social Corporativa es un concepto antiguo que en Europa han empezado a aplicar las empresas y las entidades a partir de la última década del siglo XX. La RSC no es otra cosa que respetar estrictos criterios de equidad y solidaridad con los propios empleados y clientes, con la sociedad y con los más necesitados. Las acciones que comentamos del Santander y de la Caixa van contra esos principios. Por eso se movilizan las redes sociales en contra de tales abusos. Ya no es posible hacer ciertas cosas impunemente. Los clientes, cada vez más concienciados como ciudadanos cada vez más indignados con lo que pasa, empiezan a decir basta. Las redes son sus poderes.