Asegura que afronta con ilusión los que serán sus dos últimos años como alcalde de Badajoz. Francisco Javier Fragoso confía en el buen funcionamiento del nuevo gobierno de coalición en el que, según dice, las siglas han pasado a un segundo plano para trabajar como un solo equipo con un único objetivo: Badajoz.

—Ha pasado casi mes y medio desde el 26 M. Si recapitula, ¿qué lectura hace de lo sucedido?

—Es una situación absolutamente novedosa y hay un nuevo contexto político, que ha dado como resultado que haya concejales con delegaciones de diferentes grupos políticos que no son el del propio alcalde. Esto es la primera vez que ocurre en Badajoz, pero no es novedoso en la cultura municipal española.

—El exalcalde, Miguel Celdrán, valoró su valentía por haberse quedado, pero dijo que él en su lugar se habría ido. ¿Cuántas veces ha pensado en marcharse?

—Hubo un momento en que la única forma que había de que el centroderecha siguiera gobernando y transformando la ciudad era que yo no fuese el alcalde y en ese momento tomé una decisión que me parece generosa por mi parte y que demuestra que no tengo ningún apego al cargo. Yo ya tenía redactada mi solicitud de reingreso en la Universidad de Extremadura. Las ofertas que a la desesperada le hicieron el PSOE y Vara a Cs a cambio de que les diera la ciudad de Badajoz llevaron a que me replantease todo el escenario político y lo que sí tenía claro es que yo no iba a ser un obstáculo.

—¿Se ha quedado por imposición del partido, por sentido del deber o por voluntad propia?

—Yo estoy aquí porque quiero, por mi convicción y porque dentro de mi escala de valores lo primero es que tomo las decisiones en función de lo creo que es mejor para Badajoz. Esta es la ciudad donde se van a criar mis hijos, donde vamos a vivir mi familia y yo y, por lo tanto, quiero lo mejor para ella. Y las alternativas que se daban era que gobernaba el centroderecha o gobernaba Ricardo Cabezas. Posiblemente, si hubiera sido otro socialista a lo mejor no hubiera tenido la misma reflexión, pero está claro que un gobierno de Cabezas hubiera sido malo para mi ciudad. Como tengo esa convicción, pensando en Badajoz, estaba dispuesto a asumir, incluso para un animal político como soy yo, uno de los mayores sacrificios que uno puede asumir: irme a casa y marcharme con la conciencia muy tranquila sabiendo que dejaba a Badajoz en las mejores manos posibles de las que en ese momento se podían dilucidar. Por lo tanto, la decisión la tomo porque en mi escala de valores lo primero es mi ciudad, segundo está mi compromiso político con mi partido y, tercero, mi interés personal.

—Entonces si el candidato del PSOE no hubiera sido Cabezas, ¿habría dado un paso atrás?

—Podía haber sido diferente, pero está claro que con Cabezas era imposible.

—Cabezas lo acusa de que lo ha movido su animadversión y «odio visceral» hacia él.

—En absoluto. No tengo ningún problema personal con él. Mis actuaciones se mueven siempre por decisiones en positivo y por lo que considero que es mejor para Badajoz. Creo sinceramente que Ricardo Cabezas no lo es y dejar por una acción u omisión mía la ciudad en sus manos no me parecía lo adecuado. Es una persona que quiso hacer una maniobra como la moción de censura en la anterior legislatura, demostrando que estaba dispuesto a llegar al poder a cualquier precio; y a la que no le ha importado, ni a él ni a su grupo de concejales, tomar cervezas y coquetear con lo peor que ha habido en la ciudad en los últimos años, que son gente que se ha metido con mi familia, con los jefes de servicio del ayuntamiento, con empresarios... Esa ansiedad por llegar al poder a cualquier precio me demuestra que no es una persona digna y que lo único que le interesa es el poder por el poder. Lo ha demostrado y con muy poca coherencia, porque se jacta de rechazar en el ayuntamiento la medalla de la ciudad porque cuesta dinero y coge la de la diputación porque viene con sueldo. O acusa a los que van a tener dedicaciones de que van a trincar por tener un sueldo y acepta que se lo pongan a él para reforzar sus labores de oposición en la ciudad. O sea ¿qué diputación le va a pagar 63.000 euros para que haga de jefe de la oposición en Badajoz? Eso sí que podría entenderse como trincar.

—El portavoz del PSOE acaba de tender la mano a PP y Cs para consensuar asuntos importantes para la ciudad...

—Bienvenida sea esa actitud. Espero que no sea un vaivén bipolar ni una estrategia política para tratar de dulcificar su imagen ahora.

—Si hubiese estado en la posición de Cs, ¿habría exigido la alcaldía con cuatro concejales?

--No me puedo poner en la posición de nadie porque no lo he estado. Soy una persona que lleva 24 años en esta casa y eso no me lo puede quitar nadie. Sinceramente no sé lo que hubiera hecho en su lugar.

—El portavoz del equipo de gobierno y líder de Cs, Ignacio Gragera, sigue negando que haya un tripartito, pese a que usted y Alejandro Vélez, concejal de Vox, hablan de ello sin tanto complejo. ¿Va a hacer de mediador entre ambos?

—Esto tiene más que ver con las batallas en Madrid, con la configuración de gobiernos regionales y de las grandes ciudades que con Badajoz. Aquí lo que hay es un equipo de personas que tienen una serie de responsabilidades que yo les he delegado y lo importante, que es lo que a algunos les molesta, es que en Badajoz hemos llegado a la cuadratura del círculo. Lo importante es, como ha dicho el concejal de Vox, que él se encuentra a gusto con la situación en la que está. Si Vox se encuentra satisfecho, Ciudadanos se encuentra satisfecho y es el alcalde el que lidera este proyecto, pues evidentemente creo que lo importante es que hay estabilidad para trabajar por los vecinos y el futuro de Badajoz. Lo otro es elevar a la misma categoría las palabras que los hechos.

—La mayoría de los pacenses ven un gobierno de tres, pero Cs insiste en negarlo, ¿por qué?

—Estamos en una discusión semántica. Es muy fácil por qué Ciudadanos lo niega: por una posición del partido a nivel nacional. No hay que darle más vueltas. Déjennos trabajar en paz y no entremos en discusiones que a los ciudadanos de Badajoz les importan poco.

—Habla de estabilidad, pero muchos ven en ese no reconocimiento de Cs a Vox una bomba de relojería.

—¿A quién le podría preocupar que no lo reconociera? A Vox. ¿Qué dice Vox? Que está a gusto. ¿Dónde está la bomba de relojería? A algunos les encantaría, pero yo les auguro una absoluta estabilidad.

—¿Cómo se gobierna una ciudad a dos años vista y con un equipo de gente que no es el suyo?

—Esto ocurre en cualquier gobierno de coalición del mundo. Hay una clave: la primera vez que nos reunimos los 14 concejales que tenemos responsabilidades en la ciudad dejamos claro que a partir de ese día se era un poquito menos concejal de un partido y se es más una persona con responsabilidad para que funcione la ciudad.

—¿Cuáles son las prioridades para este mandato de dos años?

—Un gobierno de dos años se ve igual que uno de cuatro. Ahora tengo una responsabilidad nueva que es la de cohesionar un equipo de personas con diferentes responsabilidades que vienen de diferentes partidos y me parece un reto bonito. Las prioridades las tenemos claras: seguir consolidando a Badajoz como esa gran capital en lo económico, social y cultural de suroeste de la península y la Eurociudad. También están los grandes retos del Casco Antiguo, con El Campillo; la atracción de inversión para la Plataforma Logística; la piscina de la margen derecha; y la lucha contra el desempleo. Por primera vez en diez años y medio hemos bajado de la cifra de 14.000 parados en la ciudad. No es para sentirse orgullos, pero sí para ver que puede haber esperanza para esas 13.900 familias que en estos momentos sufren la lacra del paro, que no son las casi 21.000 de cuando yo llegué al gobierno, pero son muchas. Para ellas tenemos un gran proyecto que es el Plan de Inserción Laboral para Jóvenes. Además, tenemos el desarrollo de los proyectos de la Edusi; consolidar los nuevos productos turísticos, agilizar administrativamente todo lo relacionado con el urbanismo; y dedicarnos a todo lo que tenga que ver con las pequeñas cosas, que a los ciudadanos les importan mucho.

—Defiende que la liberación de 14 concejales es necesaria, pero ha sido muy criticada...

—Siempre he defendido que las personas que tienen responsabilidades debían tener la dedicación. Ahora que los concejales van a tener que estar en cualquier momento a disposición del alcalde para esa coordinación, algo que todo el mundo debe entender porque esto es novedoso para todos, ¿tengo que esperar a que les den minutos libres en su trabajo para convocar a cuatro concejales? No voy a entrar en el debate de si es bueno que haya dos consejeros más o dos ministros menos, porque lo que hay que exigirles es que cumplan con sus responsabilidades.

—En el reparto de delegaciones, ¿se han cumplido todas las exigencias de Cs? ¿A cuál le ha costado más renunciar?

—Creo que las áreas están perfectamente equilibradas en función de los perfiles y de las personas y al final hemos llegado a un acuerdo en el que todas las partes estamos satisfechas, con lo cual nada me ha costado nada, ni he cedido nada, ni nada me han cedido. Una vez que yo he conocido los perfiles de las personas, he tomado la decisión libremente.

—Le acusan de haber dejado entrar a la extrema derecha en el ayuntamiento, no solo por incluir en el equipo de gobierno a Vox, sino por la llegada de Juan Antonio Morales y Antonio Pozo a este grupo.

—En democracia hay algo que es fundamental y es que el personal adscrito a cada grupo político lo elige cada uno sin pedirle permiso a quien representa la institución. No soy yo nadie para defender a nadie, pero sí me hace gracia como se utilizan las palabras con un cierto maniqueísmo, pues a unos se les tacha de extrema derecha y a otros cuesta llamarlos de extrema izquierda. A mí me parece mucho más indecente tener de asesor a un condenado por amenazar a una mujer (en referencia al exalcalde de Alburquerque, Ángel Vadillo) en un partido que luego me quiere dar lecciones en políticas de igualdad, como es el PSOE. En cambio, con el señor Morales o el señor Pozo se puede estar de acuerdo o no con su opinión, pero lo otro es darle carta de naturaleza a la acción contra una mujer. Yo me siento más cómodo compartiendo responsabilidades de gobierno con Vox que con los filoetarras de Bildu, con los antisistemas de la CUP o con los independentistas, con los que los socialistas se encuentran muy cómodos.

—Dentro de dos años, ¿será el final de su vida política municipal? ¿Se plantea dar el salto a la política regional o nacional?

—Volveré a la universidad sin dejar mi vida política en mi partido, pero dejando muy claro que no voy a dar el salto a ningún liderazgo, ni regional ni de ningún tipo. Si algo tengo claro es que solo haré en política aquello que me ilusione y hasta ahora lo único que ha conseguido ilusionarme más que dar clases ha sido ser concejal y alcalde de mi ciudad.