Al escritor Juan Manuel de Prada le gusta el suspense (ya lo utilizó en el título que le dio el Premio Planeta, La tempestad), pero no la deriva literaria que ha tomado este género. Tampoco le interesa el lector que «solo busca puro entretenimiento» en un libro porque cree que las series de televisión ya han superado a las novelas en ese sentido. Él -afirma rotundo- escribe para personas a las que les guste la literatura y que sientan «amor por el lenguaje». «Si no, ¿qué sentido tiene leer una novela? Te ves una serie de Netflix y a tomar por saco», comenta entre risas.

A su juicio la literatura tiene «unas obligaciones» con los lectores y debe mostrarles «la belleza del lenguaje y cuidarlo». Él demuestra su «amor por la lengua» en todas sus obras. También en su última obra, Lucía en la noche, de la que ayer habló a los lectores en la Feria del Libro de Badajoz. Es una novela de intriga para la que ha rescatado al escritor Alejandro Ballesteros (su alter ego), personaje de Mirlo blanco, cisne negro. No se trata de una segunda parte, sino de una historia en la que este escritor, que ha perdido la ilusión por su oficio y ha cambiado la escritura por las tertulias televisivas, recupera el entusiamo cuando conoce a Lucía. «Irrumpe en su vida y lo transforma por completo, lo redime y lo saca de esa abulia creativa en la que estaba inmerso, pero poco a poco le va mostrando cosas que sugieren que no es lo que parecen». Lucía desaparece y él quiere descubrir quién es de verdad y qué le había escondido.

Juan Manuel de Prada compara su novela con la película Vértigo, porque Lucía, igual que Kim Novak, esconde un misterio y aparenta ser alguien que realmente no es y, como en la cinta de Hitchcock, «la obsesión amorosa» del protagonista es lo que le lleva a investigar. También, como el maestro del suspense, en su novela hay falsas pistas, no para buscar la confusión del lector, «pero sí para desarrollar suspicacias en quienes nos leen, que pueden ser trampas», reconoce.

En el libro, el autor alterna pasado y presente en la narración, que distingue con la grafía y numeración de capítulos. «La novela va contando la investigación de Alejandro en torno al misterio de Lucía y paralelamente hay unos capítulos que cuentan la relación que han mantenido durante un año. Son como pequeños ‘flashbacks’ que van iluminando la investigación de Alejandro y van desvelando el misterio de Lucía», explicó.

SINTONÍA / Para Juan Manuel de Prada, el misterio de la literatura consiste en que el lector «tiene que entrar en sintonía con el estilo y la manera de escribir del autor, por eso a unos les gustan unos autores y a otros no. Esto es lo natural», dice.

Al tiempo, el autor insiste en que la literatura «tiene que ofrecer algo más» a los lectores que una historia, porque, a su modo de entenderla, es una «transferencia espiritual» entre quien ha escrito el libro y quien lo lee, y en esa transferencia «uno tiene que poner lo mejor de sí mismo y mostrarse tal como es», afirma. «Si yo me pusiera a escribir novelas como Dan Brown, no sería yo, sería un subnormal que trata de imitar a Dan Brown, e igual si Dan Brown hiciera lo mismo conmigo, que sería aún más grotesco porque no vendería lo que vende», compara.