María Lozano es una vecina de Valdelacalzada afectada por la quiebra de la cooperativa Caval, y una de las que formaban parte de "un grupo de unas 14 personas" que, ya en 2009, vieron irregularidades en Caval y, "tras atar cabos", decidió denunciar la situación. "Llevamos cuatro años manifestándonos, prácticamente, cada 15 días, y mucha gente decía que no servía para nada. Ahora ya ha quedado demostrado que sí, que ha valido la pena", manifestó ayer en el Colegio de Abogados de Badajoz. Contó, además, que, dentro de la localidad, "nos sentíamos marginados" y que les calificaban como "los talibanes" por ir en contra de la gestión de Caval.

En este sentido, la letrada Rosalía Perera rememoró un episodio que aconteció hace seis años, en 2009, apenas unas semanas después del inicio de toda la polémica. "Recuerdo, en una de las primeras reuniones que mantuvimos, que un cooperativista vino agachado en el asiento de un coche para que nadie pudiera reconocerle".

Y es que, dice, la sombra del exgerente y exalcalde, Manuel García, era muy alargada. "La gente tardó en darse cuenta de que una persona, que era como un dios, les podría haber engañado. Los propios vecinos desconfiaban de todo el que fuera contra Caval", recordó. También tuvo palabras para ese grupo de 'talibanes', a los que calificó como "unos clientes muy agradecidos".