Arqueólogo

Volviendo a la flamante estatua de Ibn Marwan. Lo que me parece especialmente fuera de lugar, por decirlo suavemente, es la placa del pedestal. Si nos decidimos a poner el nombre del fundador de Badajoz en árabe, lo que no deja de ser un detalle pedante, porque aquí nadie o casi nadie lo lee, debiéramos haber optado por un tipo de letra que, como mínimo, fuera caligráfica. No esos garabatos propios de un marroquí en edad escolar.

Pero, por favor. ¡Si hay caracteres árabes en cualquier ordenador! ¿Tanto trabajo cuesta copiarlos y, si no se sabe árabe --lo que parece obvio-- pedir una ayuda a quien corresponda? Esa falta de cuidado en los detalles denota descuido y carencia de interés real por lo que se está haciendo.

Y luego, la colocación del nombre del escultor en la placa conmemorativa. No al costado del pedestal, como suele ser habitual, y en un tamaño de letra que no compita con el del representado en el monumento. ¡Pero, bueno! ¿A qué se debe esa petulancia? Justo es que el autor firme su obra, aunque eso ... Ni Miguel Angel se hubiera atrevido a tanto en un encargo de los Medicis. Y era Miguel Angel.

Repitan esa placa, por favor. Sonrojan esas letras árabes. Sonroja tanta arrogancia. ¿No se merece Ibn Marwan aparecer por derecho propio sin parasitismos intelectuales? No es que algunos nos quejemos por todo. Es que, lo bien hecho, bien parece.