Comencé a ser adicto a la cocaína y la heroína a los 33 años, he estado varias veces en prisión y llevo 8 años desenganchado, gracias a la ayuda de Nueva Vida, porque puedes dejar de consumir, pero uno no está libre nunca de la droga». Así cuenta José Daza, de 57 años, su paso por la asociación que celebra el 30 aniversario de su fundación tras recorrer otras entidades. Y desde su experiencia alienta a quienes pasen por esa situación de que «se puede salir, quien tenga ese problema que pida ayuda, que hay recursos especializados en Badajoz y gente dispuesta a ayudar».

Como José han pasado más de 6000 personas en la última década, 600 por año, con adición o con VIH, o tienen familiares que lo padecen. Son datos desde que tienen estadísticas pues de los 20 primeros años no hay, según Marisol Folgado, secretaria, y Agustina Moreno, trabajadora social

Nueva Vida acaba de celebrar sus 30 años de vida desde que se creó en 1989 «por un grupo de madres que buscaban una solución a los problemas con la droga de sus hijos, en plena efervescencia del Sida, un momento en el que apenas había respuesta de la Administración. Hablaron con una religiosa de las Hijas del Buen Pastor, Isabel de la Riva, que las ayudó a organizarse».

Este grupo se movilizó, recibió apoyo del grupo de Madres Contra la Droga de Galicia y realizó acciones para reclamar ayuda y sensibilizara a la sociedad, incluso un encierro, contó Folgado.

Hoy, Nueva Vida tiene una sede en San Roque cedida por el ayuntamiento, gestiona un centro de día y cuenta con psicóloga, trabajadora social, educadores, monitores e integradores, gracias a una subvención de la Junta con cargo al 0,7% del IRPF, subvención que llega a final de verano, cuando llevan funcionado todo el año, y a veces con trabajadores sin cobrar hasta que llega el dinero.

Otros programas, además del centro de día, es el de VIH, que desarrolla campañas de información en la universidad, de atención a enfermos y a sus familiares, además de atender la Unidad de Desintoxicación Hospitalaria en el Perpetuo Socorro para dar apoyo a quienes ingresan y acompañarlos, o salir con ellos. Mantienen otro de Prevención para mujeres en riesgo de exclusión social, en el que trabajan habilidades paras su empoderamiento, a través de actividades de ocio.

También trabajan con familias de personas con adicciones, de forma individual y grupal,

Ambas destacaron la labor realizada en los primeros años de la asociación, «cuando había muchas muertes por Sida de personas jóvenes, y se atendía a muchísima gente, sobre todo a madres y a familiares con hijos enfermos. Era muy duro».

Folgado y Moreno señalaron que sus necesidades hoy pasan «tener una seguridad económica pues cada año dependemos de una subvención que se paga con meses de retraso, y aunque pidamos subvenciones nominativas, a veces no hay dinero para pagar el TC de los Seguros Sociales».