La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, la más numerosa de Badajoz con más de 2.600 socios, la única que saca dos procesiones en Semana Santa, con 600 nazarenos, y en la que existe lista de espera de costaleros para sacar a la patrona a hombros, va a poner solución a la falta de espacio de la ermita. Si se cumplen los plazos previstos, en menos de dos meses podrá funcionar la Casa de la Hermandad, que se ubicará en un local cercano, en la esquina de la calle Duque de San Germán con Santa Ana, sobre la que la hermandad tiene una opción de compra, según ha informado a EL PERIODICO el hermano mayor, Santiago Algaba.

El local dispone de 350 metros cuadrados construidos, en un bajo, donde no sólo habrá espacio para el despacho del capellán de la ermita, sino también para sala de reuniones de los hermanos, las camareras y los costaleros, y además, dispone de un gran sótano, con acceso mediante una rampa desde la calle, donde se podrán guardar los pasos en espera de salir en procesión.

En estos momentos, estos pasos se encuentran almacenados en los sótanos de la ermita, que son los cimientos del inmueble, con tan poco espacio que la única forma de que quepan es desmontarlos previamente, de tal forma que cada Semana Santa la hermandad tiene que alquilar un local, en la calle de San Agustín, para montar allí los pasos y sacarlos desde este lugar.

ORIGEN La ermita de la Soledad que existe en la actualidad data del año 1931. Originalmente estaba en la esquina que ocupa La Giralda, pero fue demolida y construida en el lugar actual en un solar donado. La antigua portada se conserva en el Parque Infantil. La ermita dispone de tres plantas, sótano y terraza. En la primera está la capilla principal, que luce la imagen de la patrona, con un espacio muy limitado, pues el aforo apenas supera las 200 personas. Detrás del altar está la pequeña sacristía y desde aquí se accede al sótano, donde además de guardar los pasos y enseres, hay un pequeño espacio para reuniones de la hermandad, cuyo socios toman rincones y escaleras cuando se convoca alguna reunión, porque no hay espacio para todos. En la planta primera existe otra capilla, de estilo bizantino, recuperada para el culto desde mayo del año pasado. Pero además, por encima de esta planta existe otra construida, que está totalmente en bruto y que no se puede aprovechar porque su acceso es por el ascensor, en el que sólo caben dos personas, o una estrecha escalera. La hermandad se planteó instalar un ascensor con mayor capacidad, pero habría que quitar sitio a la sacristía.

La ermita sólo se podría ampliar hacia el local trasero, que pertenece al inmueble de las Tres Campanas, opción que no se ha planteado la hermandad. Surgió la posibilidad de adquirir las instalaciones de enfrente y el Arzobispado lo ha autorizado.