Ha vuelto a suceder y los daños materiales en el hotel Río son cuantiosos. La pasada madrugada, sobre las 3.40 horas, explotó otra vez la tubería de la red principal de agua que circula por el puente de la Universidad. El reventón se produjo en un punto más cercano al extremo del puente, a la altura del hotel.

Según la concesionaria del servicio de agua, Aqualia, la rotura fue fortuita. El alcalde, Francisco Javier Fragoso, aseguró que se produjo en un tramo de la red que aún es de fibrocemento que «no tiene nada que ver» con el reventón ocurrido hace más de un año, que afectó a la nueva tubería del puente que se colocó con el primer plan director que acometió Aqualia. Aquella rotura se produjo por la desconexión de dos partes de la tubería moderna. Fragoso mencionó que muchas averías coinciden por la noche, cuando hay menos consumo, por movimiento de presiones y tras días consecutivos de contracción por bajas temperaturas o por dilatación debido al calor. La nueva rotura se ha producido a 30 o 40 metros de la anterior y afecta a la parte de la tubería que no se había renovado, según explicó el director general de Aqualia, Félix Parra, que precisamente ayer estaba en Badajoz. No es una tubería de distribución sino de transporte de un depósito a otro.

La voz de alarma la dio el recepcionista del hotel cuando alguien le avisó de que se estaba oyendo mucha agua. Llamaron a los bomberos del servicio municipal, que rápidamente se pusieron a achicar agua y rompieron la parte trasera del salón conocido como Palacio de Cristal, para que saliese hacia el río.

El dueño del hotel, José Luis Iniesta, recordaba ayer que él ya auguró hace más de un año que podría volver a ocurrir, pues en su opinión el arreglo que se hizo entonces «fue una chapuza», en lugar de sustituir toda la tubería. «Estoy cansado de decirlo, la tubería no se puede parchear», se lamentó el empresario. La respuesta entonces de la concesionaria, según contó, fue que sólo le competen las reparaciones y cuando se trata de una obra de sustitución, es el ayuntamiento el que debe aprobarla y costearla. Según Iniesta, cuando se dirigió al ayuntamiento la contestación fue que no había presupuesto.

Afortunadamente, de nuevo solo se han producido desperfectos materiales, como en la ocasión anterior, aunque cuantiosos. La reparación de los daños de hace un año costaron 600.000 euros. Esta vez el agua cayó desde arriba y llegó a alcanzar hasta un metro. Afectó prácticamente a todos los salones del hotel, los de la parte superior junto a la cafetería, los de abajo, del antiguo bingo y el Palacio de Cristal. En algunos habrá que sustituir el recubrimiento de madera de los zócalos y renovar todos los techos, que se han desprendido. Las instalaciones se quedaron sin luz porque afectó al centro transformador. El temor del empresario es que vuelva a suceder cuando en las instalaciones haya gente. Hace pocas semanas los mismos salones cubiertos de agua y barro estaban llenos de clientes celebrando encuentros de Navidad.

Tanto el alcalde como el responsable de Aqualia manifestaron su disposición a sustituir la conducción de la rotonda, que requerirá una inversión «millonaria», si bien está por ver si la asume el ayuntamiento o la concesionaria.