Ha vuelto a suceder y los daños materiales han sido aún más cuantiosos que hace algo más de un año. Esta madrugada, pasadas las 3.40 horas, ha explotado otra vez la tubería de la red principal que circula por el puente de la Universidad en Badajoz.

Ocurrió en noviembre del 2017 y anoche sucedió de nuevo, solo que esta vez el reventón se ha producido en un espacio más cercano al extremo del puente, junto al hotel Río y el perjuicio en el establecimiento ha sido mayor, según acaba de confirmar a este diario el dueño del hotel, José Luis Iniesta, así como el servicio municipal de bomberos.

La avería ha tenido lugar en una conducción de grandes dimensiones de 600 milímetros de diámetros. Agua y tierra han caído sobre los salones de celebraciones de la parte de arriba, situados junto a la cafetería, el antiguo bingo y también se han colado en el Palacio de Cristal y el aparcamiento ha quedado cubierto por más de medio metro de agua y lodo.

Los bomberos actuaron anoche sacando agua y abriendo el alcantarillado. En estos momentos los empleados del hotel y los trabajadores de la empresa concesionaria de Aqualia se afanan en achicar agua y limpiar todo lo afectado. Iniesta ya alertó hace más de un año de que podría volver a suceder, pues Aqualia se limitó a reponer el tramo de la tubería afectada en lugar de sustituir toda la conducción. "Estoy cansado de decirlo, la tubería no se puede parchear", se lamenta el empresario.

La respuesta de la concesionaria, según cuenta, es que a Aqualia sólo le competen las reparaciones y cuando se trata de una obra de sustitución, es el ayuntamiento el que debe aprobarla y costearla. Según Iniesta, cuando se dirigió al ayuntamiento la respuesta fue que no había presupuesto.

Afortunadamente, de nuevo solo se han producido daños materiales, como en la ocasión anterior, aunque muy superiores.

El temor del empresario es que pueda suceder cuando en las instalaciones haya gente, lo que es bastante habitual, al tratarse de un hotel donde se organizan múltiples celebraciones.

Sin ir más lejos, hace pocas semanas los mismos salones ahora cubiertos de agua y barro estaban llenos de clientes celebrando encuentros de Navidad.